Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


lunes, 13 de julio de 2015

La vida pega fuerte y hay que estar preparado para todo (I)


He conocido a mucha gente en mi vida y pocas personas me han marcado tanto y tan a fondo como tú. La honestidad que siembra tu corazón es enternecedora, comparable sólo con alguna historia que haya conocido en un pasado muy atrás.
Podría escribirte por todas esas noches que me has hecho vibrar de emoción y de gozo, pero realmente creo que mis ojos lo transmiten a cada instante cuando me miras.
Tú, que me cogiste en brazos cuando me hallaba derruida en un pozo sin fondo, tú, que viniste y me sacaste de allí contra viento y marea, ¿cuántos errores he cometido contigo?

Y a pesar de todo lo vivido aún puedo expresarte esa emoción ahogada que das siempre que me abrazas.
¿Cuántas veces el tiempo ha sido nuestra única atadura?
¿Cuánto tiempo podría dedicarme sólo a quererte?
¿Cuántas trabas nos pondrá la vida?

Sé de primera mano que ha habido -y el futuro es demasiado incierto para asegurar lo contrario- verdaderos errores que siembran el desconsuelo. En la vida ya se sabe, me gustaría serlo pero estoy a leguas de asimilarme a la perfección. Tan siquiera perfecta, ser algo más o menos moldeado a tu misma idea y consistencia.
Pero no. Ni la vida ni el mundo son amoldables ante una sola persona.

Siempre he pensado que el maravilloso abanico de posibilidades que se abre ante nuestros ojos es meramente un absurdo para aquel que no quiera verlo.
Ver que no mirar. Mirar, que no ver.

He conocido a mucha gente a lo largo de mi vida y las primeras personas que me abrieron los ojos fueron mis padres. Ni que decir tiene, no les hice caso en absoluto. Cuando tienes quince años la vida es extrañamente diferente a la realidad y el mundo desde sus ojos es totalmente incomprensible.Y he aprendido mucho en estos últimos años, en especial respecto a mis padres. Nunca deberíamos olvidar que todo eso que somos, en mayor o menos medida, es gracias a ellos.

Mi padre me ha enseñado mil cosas desde que poseo razón. No olvido a mi madre, pilar fundamental en mi desarrollo, pero sobretodo quiero hacer hincapié en mi padre.

Esa historia enternecedora que conocí en un pasado muy lejano está aquí. Esa historia es mi padre.
Honestidad en su estado más primario. Humildad, amor, una ternura extrañamente singular, unos ojos que te comen de cariño.

A pesar de todo lo vivido tengo fe en la humanidad.
A pesar de todo, creo.










sábado, 4 de julio de 2015




Después de ciertos infiernos, no cualquier demonio te quema.



Aquí, frente al espejo.



“En mi opinión, amar a una persona quizá sea más fácil que entenderla pero mucho más peligroso porque el amor siempre duele. Uno puede tratar de entender a alguien pero no puede tratar de amarlo. El amor surge involuntario. El amor puede aumentar o bajar hasta diluirse pero no puede imponerse. A veces nos gustaría amar a determinada persona, incluso podemos comprobar que la persona tiene todos los atributos para que la amemos y no ocurre. Uno se acostumbra a cualquiera con mayor o menor trabajo pero acostumbrarse no es amar. No sé si pienso lo correcto o mis ideas son absurdas pero tiendo a creer que el amor existe, que es una invención del hombre y que ahora está fuera de control. El amor más estúpido y delirante es el de una madre por el hijo pero al menos tiene un piso biológico. Pero pensar que te encuentras a una desconocida y al poco tiempo darías la vida por ella me parece inexplicable.”

"Ella tenía más de lo que podía soñar y creo que eso era lo malo: para amar a alguien ese alguien debe tener lo justo. Un poco menos es insuficiente. Un poco más echa todo a perder."

"El amor es bueno mientras dura pero a veces dura demasiado."


- Efraim Medina Reyes
(Érase una vez el amor pero tuve que matarlo)












viernes, 3 de julio de 2015

Se han acabado todas las oportunidades.

Coger un avión a Barcelona un miércoles por la noche. Escribir un relato a las seis de la mañana. Tratar de componer una canción con un piano sin teclas. Ver a Extremoduro en medio de un pelotón de gente. Viajar a tres países distintos en menos de diez días. Andar recorriendo rincones preciosos del mundo. Recordarte. Tatuarme libertad en la espalda. Escribir una carta -para mi misma-. Recuperarte de una enfermedad. Perder todos los papeles importantes de la universidad. Aceptar un contrato de trabajo en otro país. Quererte muchísimo. Echar de menos a tus padres. Probar la tarta Sacher del hotel más caro de Viena. Olvidar completamente a tu ex. Ver las estrellas desde alturas desconocidas. Cortarte el pelo sin meditarlo. Tener mucho (mucho) miedo -de ti misma-. Mentir. Mentir una y otra vez.

Madurar.

Todas esas cosas que haces sin pensar y merecen tanto la pena.


Si quieres volver a verme, - actúa -







Mi foto
My madness keeps me sane.