Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Nivel de autoexigencia; la luna.


“Elegimos el ejemplar más exótico. Nos enamoramos de su libertad 
y empezamos a construirle una jaula” 
José Sbarra 

Existen momentos en la vida en los que debes asumir que -indefectiblemente- has tocado fondo. De esas sensaciones que te recorren el cuerpo y es imposible hacerlas desaparecer. 
Anoche a las 3 de la mañana me eché a llorar y no había nadie en el mundo que pudiera quitarme la pena que llevaba dentro.
¿No os pasa a veces que os entran ganas de mandarlo todo a la mierda?
Nada, un día te levantas en un cuarto minúsculo y parece que los problemas no terminan de aparecer. La historia de nunca acabar, el mismo cuento, las mismas tonterías. 

Que sí, las oportunidades del futuro, la generación del cambio, la profesión que adoro, toda esta gente nueva y las miles de experiencias nuevas que tendré.
Pero las jornadas de trece horas, este dolor de estómago perenne y la desesperanza de una relación en la que todo es quiero y no puedo.

El resto no te lo cuentan. 
Ayer hizo tres meses que llegué a este lugar y podría decir que han sido los peores tres meses de mi vida. No me malinterpretéis, así lo siento.
En el fondo creo que el problema es sólo mío. Una falta absoluta -e inherente- de iniciativa para coger las riendas de mi vida y dejar de sufrir de esta manera. Actitud, avidez, esa magia que siempre he tenido.

En estos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada ni en nadie. Así pues no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte. Y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo. 

¿Éstas ganas de no vivir van a durar toda la vida?

Existen momentos en la vida en los que se te cae esa coraza que te has puesto y te quedas desnuda frente a la realidad. 
Y duele, claro. Cómo no va a doler tal cosa. 
Y entonces lloras, pataleas, explotas de rabia, dolor y asco y quedas exhausta en ese mar de lágrimas de las tres de la mañana.

Qué bonito queda todo si es poesía. Ojalá mi vida lo fuera y no todo este caos terrenal.
Que nada me haga falta para que nada me falte. Toda una utopía. 

Hay dos cosas que nunca seré capaz de administrar: mis emociones y el tiempo.
Tres meses ya. 
Así de mal.
Qué locura.





jueves, 12 de noviembre de 2015

Ya no hay piel para tanta grieta.




Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir
desborda el alma.

-Cortázar-




Inolvidable me gusta más que eterno.



Dime tú que no es amor cuando ya nos hemos despedido más de cuarenta veces 


y todavía no nos parecen suficientes.




Soñé contigo. Soñé que te miraba. Soñé que en un rincón de mala muerte te decía ''me he enamorado de ti''. De noche, porque siempre hemos preferido la noche. Y lloraba, lágrimas que brotaban de miedo al no poder controlar mis palabras. Y tú mirándome. Ahí estabas delante mía con ese sentimiento inadaptado. ¿Dónde colocarlo? ¿Donde dejarlo? ¿En qué esquina tirarlo?

Y entonces sonaba esa música de piano que tanto me gusta. Y me abrazabas, pero en el fondo sabía que estabas desapareciendo. ¿Cuál es el punto exacto en el que hay que dejar ir? 

Allí en aquel rincón me congelé de frío y me quedé sola. Soledad que embriaga la noche y una sonrisa que se acababa de esfumar. 

Y lo sé.

Tú no me vas a salvar de nada
pero
no quiero que me salves
húndeme
vamos
ahógame

dame esa puerta al infinito.



'Déjame que te espere, aunque no vuelvas'.


''Que las historias de amor no duran más de siete años y la crisis se inicia ya en el sexto. Que la pasión, incluso la más fuerte, se desvanece. Y el aburrimiento pasa a ocupar su lugar. La costumbre. Y todo parece igual. Apagado. Sin estímulos. Y el amor, ése que se describe en los libros y en las películas, resulta ser una mera fantasía. En ese momento se abren dos opciones: romper o engañar. Para renovarse. Para recordar cómo era esa poderosa sensación que te devoraba el estómago cuando pensabas en él. O en ella. En estar juntos. Y se sigue así, atrapados en un círculo vicioso de hipocresía en el que ninguno de los dos tiene el valor de decirle al otro que el sentimiento ha cambiado, que se ha agotado, que ha desaparecido. Qué tristeza ¿Así es la vida?¿Uno se vuelve así?''




miércoles, 11 de noviembre de 2015

viernes, 6 de noviembre de 2015

Todos somos el algo de alguien.


''Al menos estoy segura de algo: yo no quiero a alguien seguro de lo que quiere.
Quiero a alguien seguro de que me quiere.

Y ya está. Que nunca deje de dudar, pero que me tenga claro.
Que me tenga, claro.
Y que me ame oscura.''


martes, 3 de noviembre de 2015

Imagina cómo sería ver todos los atardeceres conmigo.

''Nunca es suficiente. 
Jamás. 
En ningún aspecto y bajo ningún punto de vista posible.
Y yo creo que es por eso que estamos tan tristes.''









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My madness keeps me sane.