A veces imagino que llueve porque el cielo ya no aguanta más las ganas de llorar al ver en que se ha convertido esta mierda de mundo.
Caminé anoche durante horas.
Cómo si quisiera perderme en alguna calle nueva.
Perderme total, absoluta e irremediablemente.
Pero hay momentos en los que no podemos, no sabemos, no somos capaces de perdernos. Aunque tomemos siempre las direcciones equivocadas. Aunque perdamos todos los puntos de referencia. Aunque se haga tarde y sintamos el peso del amanecer mientras avanzamos.
Hay temporadas en que por más que lo intentemos descubrimos que no sabemos, que no podemos, que no hay más caminos.
Y tal vez añoramos aquel tiempo en que podíamos perdernos.
Ese tiempo en que todas las calles eran nuevas.
Qué mal nos tuvimos que portar de pequeños
para llegar a mayores
y sentirnos culpables incluso
por lo que otros nos hacen.
A veces imagino que llueve
porque el cielo ya no aguanta más
mis ganas de desaparecer del mundo.