¡Apartate de mí! ¿Porqué? Me deslumbras. Tu brillo... tu odioso brillo... ese que refleja lo maravilloso que eres, me ciega. ¡Vete! Nunca seré cómo tú, lo sé, no me importa. Yo no necesito resplandecer ante nadie. Sólo necesito ese brillo en mi interior.
Para saber que puedo dejarlo ver, cuando me apetezca.
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