Quiero que esos gritos, tanto los tuyos como los míos, suban hasta el infinito jamás y perduren en el aire instando a las personas a mejorar. Quiero que un simple viento en una noche de verano llene a las personas de felicidad y haga que su imaginación vuele hasta el país de la felicidad un rato. Quiero que sepas que me tienes aquí, que estoy, he estado y estaré. Sólo, única y exclusivamente para tí. Que te trataré como siempre lo he hecho, poniendo más cariño del que un día te dí. Y que... por último, respires tranquilo sabiendo de mi piel y de mis risas.
Y este viento que ahora quiere derribar todos los papeles de mis paredes, me transmite una sensación extraña. Es... ¿Cómo decirlo? Una mezcla entre añoranza y libertad.
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