Supongo que algunos que vienen ahora poco tienen que decir. Hay muchos rumores por todos los lados que turban la limpieza de nuestro corazón. Me gusta disfrazarme de ti. Me levanto a esas horas para que el silencio de la noche me arrulle y pueda al fin escuchar con toda claridad mis propios pensamientos. Acto seguido, tras unos instantes, me doy cuenta de que no se escucha absolutamente nada. Estás vacía. Si quieres me quedaré callada hasta que vuelvas. Recordadme siempre así, pidiendo que me recordéis.
Supongo que es bonito verte atardecer. Intento perseguir el tiempo otra vez. Hasta que vuelvas a brillar, allí en lo alto. ¿Cuando decidiste bajar? Es difícil creer que me sigues recordando, aunque es cierto que este tipo de cosas no se olvidan con facilidad. Quería decirte que no eres tú, es la insoportable intrascendencia de este absurdo penar llamado vida. Es decir, ¿y si la explicación última fuera que simplemente no hay nada que explicar? Es una gran posibilidad. Ya sabes, yo me enamoro de lo que duele. Quizás la realidad sea más dura y prosaica que todo eso. Las cosas se calman, el mundo tira para adelante. Y ésa es la verdadera tragedia.
Mascar la tragedia y escupir el drama.
Hasta que nuestra mutua dejadez por la seguridad de tenernos
nos separe.
nos separe.
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