Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 7 de junio de 2014

Menú de chocolate: fondue de besos.

Destino favorito: tus brazos
cuando me agarran fuerte
y me llevan a un mundo que no existe
tan lejos que sólo se escucha tu voz.



Me sé de memoria el mapa que forman los lunares de tu espalda
tanto que, pienso creo siento
es la constelación más hermosa que he visto
y mira que me he tirado horas mirando las estrellas.
Pero ya no hace falta
estás aquí.
Me sé de memoria esa curva tan bonita
 que acontece de tu sonrisa
que ilumina el aire, 
el agua del mar
esta habitación, la tuya y mi vida.
Esa bendita curva de tu sonrisa
ese bendito olor que hay en tu cuello
en tu pelo
en tu boca
y en todas tus camisas. 
Me sé de memoria lo que quieres que te susurre 
y cuando quieres que te grite. 
Ese punto de éxtasis en el que no puedo respirar
porque sólo puedo verte a ti, 
tocarte a ti, 
sentirte a ti. 
Y qué dulce es morir sobre tu cuerpo.
Como las hojas que van cayendo cuando se marcha la primavera. 
Despacito. Como los caracoles. 
Como paseando por ese río en el que suena esa canción. 
Te dije que tengo miles de canciones ligadas a un recuerdo pero 
si te soy sincera sólo hablaba de ti.
En todas ellas.
Partituras de canciones que se baten en el aire 
con la luz de tu sonrisa. 
Yo que pensaba que no había nada más bonito
que la luna de madrugada
y entonces tú.
Y menos mal que me llenas la vida de flores 
y las noches 
(los días las madrugadas) 
de besos
qué suerte que tus palabras
qué suerte que
 tus caricias tus miradas infinitas
qué suerte que tú,
y menos mal que no hay nada más poderoso
ni bonito
en el mundo entero
que tú.




por
quererme





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