''Pensé entonces que, si tanto lo amo y tanto me amó, debía insistir, una vez, diez, cien, las veces que fueran necesarias; con los ojos abiertos, cerrados y llorosos; de pie, sentada o hincada. Y, cuando nada funcionó, tuve que dejarlo ir.''
Tú cuando tienes que mentirle al miedo...
¿Qué le dices?
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