Es muy probable que las mejores decisiones de nuestra vida no sean fruto de una reflexión de nuestro cerebro sino del resultado de una emoción.
El otro día alguien me dijo: ningún lugar en el mundo es más triste que una cama vacía.
Paré en seco un segundo y después asentí.
Creo que tienes toda la razón, le dije.
En materia de amor y desamor
somos como recién nacidos toda la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario