Tenía un plano en la mano pero me era imposible descrifrar todas las líneas impresas. Ví a un señor con sombrero y lo paré con amabilidad.
-Perdone ¿Tiene un segundo? Tengo un gran problema. Me anotaron mal la dirección.
Algo escéptico el hombre se detuvo y me miró.
-¿Disculpe?
-Sí sí -Afirmé ávidamente- Me dijeron que era todo recto a la izquierda -indiqué en el plano sin saber muy bien que señalaba- y a la izquierda sólo hay una puerta que conduce al olvido.
Vislumbre en aquel hombre un indicio de huida y confusión.
-¿Al olvido? -preguntó atusandose el bigote-
-Al olvido, a la decepción, a la tristeza -insistí- todo está oscuro... -intenté explicar-
-¿Y a donde quiere ir?
-Umm... -pensé un segundo- quisiera ir a algún lugar bonito... -concluí-
-¿Que le parece si le indico el camino hacia la montaña?
Negué con rotundidad.
-Necesito ir a algún sitio lleno de amistad, magia, amor e ilusión.
Una suave sonrisa apareció en el rostro de aquel señor con sombrero.
-Realmente no hay nada parecido cerca de aquí... -dijo en una picara negación-
-No importa lo que tenga que andar, es lo único que debo hacer para sentirme bien...
Él se mantuvo pensativo unos segundos.
-Bueno... ¿Porque no prueba todo recto a la derecha?
-¿Al contrario? -pregunté sin entender-
-Si claro -dijo haciendo desaparecer con un rápido movimiento el plano de mis manos- normalmente los opuestos suelen llevar a lo deseado.
Asentí rápidamente.
-De acuerdo, muchas gracias -afirmé estrechando su mano y comenzando a andar-
-Un segundo... -Inquirió el señor con sombrero- ¿Ústed... usted no es de aquí verdad?
Yo reí momentaneamente hasta contestar.
-No, yo... yo vengo del mundo de los sueños y en la realidad ando un poco perdido.
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