Harta, cansada me tienes. Nunca podrás sentirlo como lo hago yo. Lo único que espero es no parecerme a ti, jamás. No sé lo que esperas de la vida pero obviamente ni por asomo se acerca a mi concepción de felicidad, realidad o personas. Púdrete con tu dinero que en cuanto tenga la oportunidad seré yo quién lo derroche y te lo tiré a la cara. Y olvídate de intentarlo más porque de ahora en adelante dejaré de fingir. Tú eres así y así me lo gritas, pues prepárate porque se acabó. Se terminó la farsa en la que te tengo, ahora vas a saber de que pasta estoy hecha, cómo me arde la sangre cuando ocurre otra vez, y otra vez y de nuevo y sin remedio constantemente. ¿Y sabes lo peor? Dentro de cinco minutos me arrepentiré de haber escrito esto, porque jodidamente y sin alternativa
te quiero. Hay muchas penas en el aire, demasiados lamentos en al ambiente. Yo nunca he querido más de lo preciso, pero ni siquiera eso me has sabido dar.
Cuando el mismo cuento se repite más de una vez,
la historia comienza a adquirir claramente otro tono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario