Puedes aún no saberlo, pero lo adoro; el frío, tremendamente. La lluvia, sobretodo la lluvia. También tus ojos esbozando el último susurro del día. Sé que a nadie le gusta sentirse gélido, lo asumo; y me da igual. Me gusta entrelazar las yemas de los dedos con las gotas de rocío que van desvistiendo las nubes y enamorando al cielo y a mi piel húmeda (no tanto como tú, claro está), pero mucho,
y caen, despacio (porque todo lo que se hace con amor suena despacio)
y ahí me quedo, fría, pero con mejillas sonrosadas.
me gusta deleitarme
en las nubes.
sentirme así,
húmeda
(siempre en el sentido poético)
y si es pegada a ti, mejor.
y si es sobre ti, mejor.
y si es apretando tus labios, mejor.
y si llueve, agárrame.
Tranquilo;
si me voy será sobra una cama y será contigo.
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