-No, me gustas tú, no tu culo.
-¿Y si lo perdiera me seguirías queriendo?
-¡Claro que sí, imbécil!
-¿Y si perdiera el brazo?
-Pues también.
-¿Y si perdiera la cabeza?
-Entonces no estarías vivo.
-¿Y si la perdiera por ti? Olvídalo, creo que ya lo he hecho.
Tu mirada me perturba.
Eres alguien que le da sentido a las cosas.
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