No te des por aludido, esto sólo es para mi.
Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.
miércoles, 11 de abril de 2012
Cicatrices en la lengua.
Se apaga. Parece ser bueno. Se apaga lentamente aunque a veces resurge. Tus sentidos sucumben a todos esos recuerdos. Dicen que ya es viejo aquel que tiene recuerdos. Y tú tienes cantidad de ellos, de esos que se esconden por los rincones. Que te tocan, que te besan, que se desviven una noche sin más. De esos que ya no vuelven. Y sales a la calle y tratas de olvidar. Has tomado una decisión. Buena. Lo correcto. Lo que se debe hacer pero nunca se hace, lo que nos oprime el pecho y nos deja sin un mísero soplo de aire. Se apaga y eso parece ser lo mejor. Vamos a perdurar el tiempo y a estirar una copa eternamente. No me busques. Tendría que pararme delante de ti. Y besarte, en la frente. Se consume, como esa cera que se derrama alzando una vela en el aire. Introduces tus dedos y ahí se adhiere firmemente. La yema de tus dedos acaba de adquirir una vida más. Son cosas demasiado complicadas que sólo entiendo yo. Y quizá tú, pero tú ya no estás. Y es lo mejor. Sabemos que no te olvidaré, ni tú a mi. Me lo dijo tu sonrisa ese día que nos llovió encima. Y ese olor me hizo evadirme de la realidad. Quieta. Párate. Vamos a dejarlo, más fácil así.
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