Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


martes, 5 de octubre de 2010

Llegó la hora

Toca cambiar un poco los conceptos.
Toca renovarse y tener ganas para afrontar los minutos y las horas sucesivas.
Toca ir, y venir, y concentrarse, y disfrutar de instantes hermosos y mágicos que parecen ínfimos si lo pensamos. Quizá sea algo absurdo. De hecho, todos sabemos que no será drástico. Es posible que enmendemos algo los hábitos y los segundos muertos. Pero nada más. Solo tendremos la necesidad de dar lo mejor de nosotros mismos cuando se nos presente delante de nuestras narices. Y así es. Porque así somos. Pero no importa. Yo lo sé. Y tú. Y podemos preguntárselo a quien quieras, estoy segura de que contestará lo mismo.
Sin embargo, y pese a eso, llegó la hora. Llegó la hora de dominar el estrés y evitar el agobio. Llegó la hora de mirarse al espejo y sonreír. Y de pensar en el futuro ¿Difícil? Bah, estoy convencida de que no lo será. Únicamente porque si estoy escribiendo esto, es porque ya soy consciente de lo que llegará, y de lo mucho que disfrutaremos este año, porque, al fin y al cabo, simplemente luchamos por lo que queremos.

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