Cuando las palabras no importan, cuando quedan despreciables ante el color de tus ojos, cuando apenas importa lo que pasará o vendrá instando al destino a hacernos trizas, cuando los recuerdos se escriben en el alma y sólo los besos tienen el sonido de aquella palabra tan hermosa, la cual, aunque se pueda decir con la boca, únicamente se graba con la mirada.
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