Pese a que mi cuerpo tiritaba de frío, yo sentía la calidez de tu cuerpo y me sentía protegida.
Aunque mis pies ardían a causa del dolor, tus manos se entrelazaban con las mías y eso me daba la fuerza necesaria para continuar.
Mis ojos se inundaron, pero esos color miel llenos de vida y ansiosos por volar me arroparon contra la soledad y lucharon frente a mis penas ganando con una sonrisa.
Este sitio está lleno de ternura, abrazos y cielo que pintar, pero únicamente consigue cautivarme cuando estás tú.
Lléname la vida, sigue sonriendo así.
Siempre hay flores para el que desea verlas
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