Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 30 de octubre de 2021

El último día que fuimos amigos, pero al revés.



La primera vez que caí en la cuenta de que le había permitido quebrar algo en mi interior, me encontraba tendida junto a él.

Era mayo y estábamos mareados de tanto dolor.

Soy incapaz de recordar muchas cosas sobre aquella noche, salvo la soledad. 

La noción de tenerlo a mi lado y sentirme sola.

Empecé a llorar como hago cuando no puedo hacer ninguna otra cosa y el muy idiota confundió el vaivén de mis hombros con frío. 

Cubrió mi cuerpo palpitante con una manta hasta que sus dedos se hundieron en mis lágrimas, haciéndole entender la otra clase de frío que me hacía temblar.

Desde que era niña, cada vez que miraba las estrellas les pedía por alguien. Incluso cuando me hice adulta y estaba saliendo con este tipo o el otro, seguía pidiendo lo mismo: alguien.

Desconozco desde cuándo la humanidad ha estado otorgándole a las estrellas la responsabilidad de escuchar y cumplir nuestros deseos. Sólo sé que, desde que nos encontramos, he dejado de pedirle a los astros que cierren la brecha de mi soledad. Porque entendí que querer estar con alguien no es conformarse con cualquiera. 

Que te quieran a su manera ó que no te quieran es la misma porquería con olor distinto, pero el amor también es esto.

«A veces siento que no estoy hecha para el mundo», le decía a mi padre por teléfono hace unos días. «No estoy hecha para vivir en un lugar en el que tenga que desligar mis sentimientos de todo, incluso de mis afectos.»

Porque la cuestión es que yo creo en el amor.

Y creo que el amor quiere durar para siempre, 

aunque no dure.










viernes, 8 de octubre de 2021

Eres el poema que nunca sé como termina...



"Te vas a desenamorar de mí,

muchas veces.

Y no me importa.
Yo no quiero que vivas enamorada de mí.

Lo que me importa es que vivas eligiéndome.

Aunque estés enojada, triste, o agotada.

Que aún así, se acabe el día y digas:

"El, no sé por qué,
pero el. 
Mil veces el."



 No echéis de menos a nadie.
La gente cambia,
se compra libros nuevos,
aprende idiomas,
evoluciona,
viaja por el mundo,
crece,
lucha por ser feliz.

Y, a veces,
después
simplemente
desaparece.





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My madness keeps me sane.