Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 19 de mayo de 2012

Vente conmigo.

Y se siente bien profundo cuando las cosas cambian tanto que ni siquiera pueden ser recordadas como antes. Están todos locos. Quererse es doler. Y temblar. También dejarse tocar por otras pieles. Hay melodías que se han grabado tan fuerte en ese espacio de tu mente que nunca se borrarán, pese a los años y los rencores. Me enloquece. Quererse es caminar. Cantando. Enviar suspiros sellados en cartas que se llevará la corriente. Me di cuenta de eso que tú siempre pretendías esconderme. Quererse también es huir. Quizá para volver después. No hay mayor libertad que tenerte enfrente. Se siente tremendamente frágil cuando se deslizan por tus dedos los recuerdos de tu vida y acaban alzando el vuelo. Estamos todos vivos. Es lo único que merece mención.

miércoles, 16 de mayo de 2012

No sé lo que acabó sucediendo.

Es complicado, al igual que tú. Al igual que todo el mundo, supongo. Yo casi siempre supongo y pocas veces afirmo. Es como un tope, como un seguro, algo que te resguarda un poco del error. Pero aún así el error viene y te tira por las escaleras. Las yemas de tus dedos me recuerdan diversos instantes. Cómo se puede ser tan estúpida. Dejarse caer por la cuerda, y bajar e intentar tocar el suelo. ¿Vas a bajar a la tierra en algún momento o te vas a quedar en las nubes para siempre? La tierra me moja los zapatos y no da más que problemas. A ti tengo ganas de comerte y ganas de odiarte. Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos. Así nos pasamos la vida. Mientras tanto yo sólo espero. Y tú te deslizas por mi. Creo, inútilmente y a mi pesar, que las cosas sólo cambian si haces algo. Pero yo espero. Con dilación y paciencia yo espero. Algo. No sé muy bien qué. Algo de esas cosas que vienen y te cambian la vida. O te la arruinan. El destino, el karma. Yo nunca creí en esas chorradas y fíjate ahora, que vaya racha de suerte que llevamos tú y yo. Y que nos la merecemos, por engañar. ¿Y tú no escarmientas? ¿A estas alturas me preguntas eso? Ya lo hice. Yo no me dedico a limarme las uñas, como tú, sino más bien a quedarme sin ellas al rasgar las paredes de esta sensación que presiona mi alma. Venga si, venga va, que yo me animo si me das una respuesta. Y la tuya no me vale. Consígueme una nueva.

''Prefiero ser el eco de un recuerdo y reposar entre tus dedos
como el rastro de una estrella fugaz,
dejando alguna cosa en el tintero como el beso de un te quiero
y las promesas que no se cumplirán...''

Que ya decido yo por ti.

Lo que pasa aquí es que eres un cobarde.
Y no sabes lo que quieres.
Crees que me voy a pasar la vida entera detrás tuya.
¿Pero sabes que te digo?
Que te den.
Que te den, pero bien.

lunes, 14 de mayo de 2012

¿Donde están los besos que me debes?

Sincronicemos los latidos con la boca.
Entre tú y yo hay confianza. Sólo por eso. Y también por eso se nos acabó la suerte. Porque los descerebrados se juntan, es ley de vida. Porque las personas se atraen, alguien lo dijo así. Y se miran y se camuflan entre sonrisas y entre líos ininteligibles. Un bonito paseo. Agradable. Te llamaré. Y sino lo haces tú, ya me encargaré yo de encontrarte. Mira lo que haces con mi pulso. Y esa sonrisa que se aleja. Es una realidad. Casual. Abrumadora. Incierta. Que recubre los rincones de esa tela enmarañada y pegajosa que dejan los besos en la piel.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Vamos a dejarlo por hoy.

Dijiste que nunca mintiera,
que dijera la verdad aunque duela.
Y entonces se instala delante de ti y te dice: 'lo siento, a partir de ahora vas a tener que vivir conmigo'. Y tú le gritas y le gritas mientras ella repite que no tiene intención de irse. A ti no te gusta estar sola. Sentirse sola con gente alrededor es de las peores sensaciones que yo he podido conocer. Es como un abismo, sin fondo, sin anclas, un caer y caer y no saber cuando te vas a estampar ni con qué. Se te exigen decisiones, y tú sólo quieres dormir a ver si se van sucediendo los días y de repente el despertador te anuncia algo bueno. Vaya tristeza de sensación. ¿A qué saben los buenos días? A mierda, me dijeron una vez. Quizá tengan razón. Son sólo etapas, pero tú no puedes tirar de los pies. Una lucecita se acerca y te acaricia y entonces el mundo desaparece e imploras que nunca desaparezca de ahí. Pero se va. Así como todo lo bueno, porque lo bueno siempre se va. Sin embargo, lo malo viene. Rápidamente, sin que apenas te des cuenta. Y encima viene todo de golpe. 
Por eso lloro. 
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My madness keeps me sane.