Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


lunes, 28 de marzo de 2016

Dime que es verdad que te quedas a bailar.




Hace siete u ocho años, cuando aún era una cría y mi imaginación no tenía límites, recuerdo que te miraba en silencio y sentía muy dentro que el mundo se quedaba pequeñito a tu lado. Como la Tierra frente al Sol o a todas las estrellas de la galaxia, como esa bola de cristal enana y frágil que se hace cenizas al impactar contra el suelo.

Ya decía Mr Nobody que no se puede volver atrás.
“Si mezclas el puré de patata con el tomate verás que ya es para siempre, no puedes volver a separarlos. El humo que sale del cigarro de papá nunca vuelve a entrar. No podemos volver atrás. Por eso es difícil elegir. Tienes que tomar la elección correcta. Mientras no escojas, todo es una posibilidad”.

Quizá la vida es más que una sucesión de normas, más que una correlación de momentos en el tiempo, más que todas las verdades universales... ¿y si la vida es simplemente todo lo que yo quiero que sea?

Dentro de dos semanas quería ir a verte. No sé si por la ciudad o por ti, te soy franca.
Pero hubo un momento en el que decidí dejar de pensarte -con la vaga e inútil idea de que eso se puede hacer a voluntad, qué ilusa- y no sé, aún ese sentimiento de terror que me paraliza.

Lo mejor de todo es que siento que esto es una forma de respirar más fuerte. Y entonces respiro. Despacito, como si el oxígeno del universo se escapara a mi alrededor.
No sé cómo explicarlo,
un sentimiento inacabado,
como si flotara,
no sé.
de verdad
pensar en ti me desata por dentro.




martes, 22 de marzo de 2016

Y la coraza irrompible, se rompió.



Mi abuelo siempre decía, en susurros para agarrarse un poco más a la vida, que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida.. hará lo imposible por estar en ella.
Creo que fue uno de los mejores consejos que me dio antes de irse. Por eso quizá yo siempre sea de jugar todas las cartas hasta el final, aunque me duela. Y aunque me equivoque.
Sí, todos nos equivocamos. 

No sé qué me pasa últimamente que todo me toca más -si es que existe algún tope para mí en ello-, cada día que pasa, cada instante, cada sueño, este mismo aire que inspiro ahora... parece como si la vida estuviera haciendo un ruido ensordecedor.
Seré yo, supongo, y alguno de mis traumas mentales. Porque la vida son momentos, ¿sabes? 
Ahora estoy aquí, y mañana... mañana no lo sé. Sólo quería decirte que si algún día quieres algo -de verdad, que te llene el alma y el corazón y que te duerma por las noches- ve por ello sin mirar atrás.

No sé qué será de mi mañana pero, sin dudarlo, este sol que tímidamente calienta mi piel probablemente estará dándote calor también, -como una suave caricia- a ti.

No sé, de estos días que te levantas y no sabes si te duele más la cabeza de pensar o de recordar. Qué duro recordar.
Siento ser yo la que diga que olvidar, como concepto, nunca se olvida. Ya lo he intentado mil veces, no voy a negarlo. Fingir que olvidas, sentir que te escapas, tratar de evadir y bloquear cualquier instante de felicidad que asalte. Existe un término medio en el que aprendes a no tener que recordar constantemente. Y creo que ese es el tope. Ya está, no hay más. Así te quedas vagando y sigues con tu vida poco a poco.

Nunca me olvidaré de tu risa.  Creo sinceramente que tienes la sonrisa más bonita de todo el universo entero. Y me haces sonreír en este instante. Ay dios, tu risa. Cuántas veces podía dormirme escuchándola o sentirla mientras te besaba. Creo que mi corazón palpita porque todo aquello me hacía sentirme -de algún modo u otro- plenamente viva. Y no creo que haya nada en la faz de la tierra que valga más la pena que sentirse vivo.

¿Ves?
A veces no sale del todo bien eso de olvidar.

Lo único bueno de todo este tiempo es simplemente todo este tiempo. Que he vivido, que se puede existir, que puedes dejar que te hieran con tranquilidad. Se puede respirar mientras te haces daño. Es posible. Puedes sobrevivir los días y de repente, sin quererlo ni pedirlo, vuelves a sentir de una manera tan intensa que acojona. Y sientes mal o no sabes ni qué cojones sientes... 

Ay, qué desazón.

Me gustaría ir a buscarte allá donde estés y en un repentino plan de dejar mi vida atrás cogerte por la espalda y susurrarte: He vuelto a por ti.
Y luego desaparecer. Del mundo, de la vida, hasta de mi misma.

No sé. 
de verdad
tu risa.
Te prometo
que pase lo que pase
estés donde estés
voy a acordarme de ti toda la vida.





''Eres el poema que nunca sé como termina, 
quizás porque no quiero que se acabe.''









¿Huimos y nos reímos de ellos?








lunes, 21 de marzo de 2016

Madura tú, yo quiero seguir sintiendo.



Todo llega, pero como tardas, oye;





domingo, 20 de marzo de 2016

Nos hacemos grandes partiéndonos poco a poco.

Mi vida, sin embargo, siempre estaba encendida cuando estabas tú. Siempre, a todas horas, sin pausa alguna. Como un pequeño fuego invisible e incandescente en el cielo que alumbraba todo a su alrededor. Así, día tras día, mientras estabas aquí.

Imaginaos irse a la cama a las dos de la mañana y que tu vida siguiera totalmente encendida. Llena de luz por todos lados, ardiente, candente, crepitante...  Cerrar los ojos y sentir calor. Una maravilla, ¿no?

A lo largo de todo este tiempo he aprendido que lo único que tienes -desgraciada y afortunadamente a la vez- es a ti mismo.
Y entonces todas las luces se apagan. De repente, sin previo aviso, sin notas en la nevera ni cartas en el buzón.
De repente se va. 
Y bah; ¿Ahora qué?
Parece que todos esos monstruos que nos atemorizaban crecieron y ya no están.
y eso es bueno, ¿no?
la pérdida como sentimiento lacerante pero enriquecedor a la misma vez.
En serio, una movida.

Imaginaos que la vida cambia y de repente aprendéis. 
Lento, armónico pero hiriente.
Ni siquiera podría explicar la velocidad con la que me han atropellado estos meses. Una mezcla rara entre madurar, llorar y aprender.
No sé.
en general
Qué poco importamos.
Y qué bien sienta.
Déjame preguntar;
Venía a evadir la realidad contigo, ¿me abres?


''Lo más difícil de narrar siempre es el presente. Su espontaneidad no admite proyecciones, fantasías, desenfoques. No sé si son ciertas mis manos bajo la lluvia, o tus ojos, aquí. Llorabas. Llovía. Quién deja a quién si todos andamos diferidos de nosotros mismos, dejando atrás lo que no entendemos. Asusta pensar hasta que punto somos prescindibles. Sé que no podré olvidar cuanto vi en tus ojos; dulzura, desarraigo, esperanza. Puede que fuera yo quien lloraba, 
puede que fuera en mí donde llovía. ''






viernes, 18 de marzo de 2016

Eres dueño de lo que matas.





El último abrazo que me diste antes de irte me revolvió por dentro y por fuera, de golpe. Como un portazo al salir. Me quedé con la sensación de que me faltaban eternidades que contarte. Un sentimiento de atracción-repulsión, pero con la vida. Supongo que a todos nos deben promesas que aún no se han cumplido. Y no sé. Pensé que tienes la sonrisa más bonita que existe en el universo. Pensé que me gustaba mirarte riendo una y otra vez. Pensé en lo que provocabas en cada poro de mi piel cuando me abrazabas. 
Y allí, sin más, mil razones en las manos, mil lágrimas y decepción, te decidiste ir. 

Tenía mil cosas más que decirte, pero me las tragué. No sé si porque no merecías que las dijera o porque yo no merecía que las sintieras.
No sé exactamente qué hago escribiendo esto. Últimamente me encuentro a mi misma con ideas raras y decisiones estúpidas de la mano. Después de todo sólo creo que lo peor viene al final.
Lo terrible, en realidad, es cuando deja de doler.





martes, 8 de marzo de 2016

No se puede salvar lo que no existe.


“En verdad hay sentimientos que es mejor que se queden en lo platónico; y es mejor recordarlos así, irreales, inacabados, porque eso es lo que los hace perfectos.”


-Gabriel García Márquez





viernes, 4 de marzo de 2016

Si consigue distraerte y no está presente, es ella.


Se llama amnesia temporal, producida por el alcohol.


Cuatro de marzo, una de la mañana, no me puedo dormir.
Es curioso que -sin remedio alguno- día tras día, noche tras noche, ande vagabunda de ideas y consuelo hasta las mil y tantas de la mañana. 
En siete horas he de estar trabajando, -todo hay que decirlo- y la música que me pongo a todo volumen no sé si me provoca más agobio o melancolía.

El promotor más potente de mi vida es siempre mi desfase mental que anda a trescientos por hora y -sin razón alguna- aún no encuentro manera alguna de callar.
No sé si en positivo o negativo, siempre ideando cosas, planeando futuros, dejándome soñar.

De entre todas las noches de mi vida podría meter en un saco todas las que me han echo vibrar y -al relatarlas una a una- sólo quedaría al descubierto la magia que engendra la Luna bajo mi sombra y la de aquellos que he querido mucho algún tiempo atrás.

Ay, la luna.
Hace mil años que no me tumbo en cualquier lado a -sin más y sin porqués- contemplar su forma y observar cómo se mueve entre las sombras y los desvaríos del mundo. 

Total, que es la una de la mañana y no me puedo dormir.

He estado leyendo poemas y escuchando música de antaño y -joder- qué de intensidad tiene el pasado. Quizá debiera empezar a mirar un poquito todo lo que viene en lugar de aferrarme a la natural pero ilógica y devastadora creencia de que las sensaciones que percibía hace años van a volver. Quizá, no sé. Debiera anclar todo eso -despacio y lentamente- a un recuerdo tierno y cariñoso para colocarlo en un rincóncito de mi pecho, arriba a la derecha, debajo del último desamor.

Nada, no sé, al final todo se resume en tratar de ser eternos. 
Qué melancolía.

Van a dar las dos y aún no me puedo dormir.

Como dato, cuando no sé lo que siento; escribo.

Y la verdad, -honestamente- se me da fatal.






jueves, 3 de marzo de 2016

To remember during life.




Dios mío, cuánta razón.


martes, 1 de marzo de 2016




Regarde attentivement car ce que tu vas voir n'est plus ce que tu viens de voir.









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My madness keeps me sane.