Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


domingo, 23 de enero de 2011

Un día quiero dejar el mundo entero por ti...

Soy como tú estás, 
soy como te sientas, soy Satanás, 
soy la cenicienta, soy una bala
soy un tirano,
¡¡SOY MALO MALO!!
...la misma noche me aburro
 y no eres para mi. 

Siempre quedará la voz suave del mar

Es curioso lo rápido que hacemos pasar el tiempo. Es curioso como, por ejemplo, podemos dejar a alguien atrás y olvidarnos de ese alguien así. De repente y sin mucha dilación. Cuando asegurábamos que lo era todo y ahora... bueno... ahora ya noEs algo cruel pero a la vez no tiene mucha importancia. Simplemente observé una foto. Algo que me hizo reflexionar pero que, de hecho, no toca ningún punto de mi vida en este momento. 
Chica X deja a chico X. Chica se enamora de chico P. Chica X y chico P comienzan una vida en común. Y... y fin. Pero... y ahora... ¿Qué demonios pasó con el chico X? Yo conozco a ese chico X. No demasiado pero, quizá lo suficiente para mendigar por mis ideas un rato. Él lo pasó realmente mal y, a la fuerza, tuvo que dejar los rincones llenos de su esencia y romper cada recuerdo. Y eso duele. Duele mucho más que cualquier otra cosa en el mundo porque, cuando nos quitan a alguien, de nuestro lado, quedamos presos del pasado. Algo que te engancha y no te quiere soltar. Porque duele. Duele en todas las noches de melancolía y en esos detestables y perfectos momentos que te hacían sonreír. 
Todos nos sentimos solos en algún momento de nuestra vida, aunque estemos rodeados de muchas personas. Todos, sin querer, percibimos como se caen las piezas en nuestra cabeza; como se caen los ladrillos que levantamos poco a poco durante más tiempo del necesario, como se caen las ilusiones y percibimos que, cuando andan por los suelos nadie corre a atraparlas. Y se escapan. Y no volverán. Aunque bueno... al fin y al cabo debemos tener preparadas algunas lagrimas por si, en un futuro, dejamos de asegurar.

domingo, 16 de enero de 2011

Y dar tumbos y empaparse

¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?
Me gusta la sensación de tirarse a la piscina. Es cierto que la mayoría de las veces pecamos de cobardes y no lo hacemos pero, aún así, porque sí, a veces cojo y lo hago. Me gusta eso raro que inunda mi cuerpo en ese instante. Coger y tirarse. Así, sin más, pensando en ti y en la nada. Simplemente empaparse y bucear un rato por el universo. A veces, creo, es bueno tirarse a la piscina. Arriesgarse. Salir corriendo de un sitio para llegar a otro mucho más lejano, subirse a una escalera e intentar trepar la luna, ponerse algo ridículo y salir a la calle a cantar. A gritos. Entre tu cabeza y la piscina siempre habrá algo extraño que te hará sentirte bien, una sensación parecida a la victoria, o la satisfacción de hacer algo que de verdad te gusta, y que se desborda de tu corazón.

Me planté allí, con unas gafas de bucear en la cabeza
y ese vestido que me regaló mi padre antes de morir.
Y sí, todos me miraron como un bicho pero yo,
señores, creo que en mi vida me he sentido tan bien.

Las olas de la vida

Y como el mar, como esas suaves y tempestuosas idas y venidas de agua, las cosas regresan y se van, quizá desde el mismo comienzo o incluso desde alguno inventado que aparece así, de repente. Como el viento, los momentos se alejan un día para golpearte otro, y ahí, ahí siguen continuamente para recordarte lo finito que es todo, incluido tú mismo. Como la brisa de verano o esa pequeña helada en invierno, la vida es de colores y a la vez únicamente es capaz de pretender ser pintada, y no de ayudarte a realizarlo. Hay que coger una gran paleta de tonos imposibles y comenzar poco a poco a trazar líneas en ella dibujando. Pintando el sol, la luna, el cielo, pintando los besos, grabando las sonrisas, los te quiero, los miedos que se esfuman, las caricias e incluso, incluso las lagrimas. Como un salto en el vacío, de quien no teme a la muerte, así van y vienen las olas de la vida, arriesgadas, un tanto tontas y alocadas, llenas de adrenalina y de picardia envuelta en las llamas de los segundos. Así, tan ingenuas, surcando la existencia de cada persona y de sus mágicos, crueles e indispensables instantes.
¿Vida? Háblame de vida, glorioso corazón

Divisa el horizonte y la verás

La verdad es que siempre ha sido una chica muy sencilla, bastante modesta aunque algo cabezota. Tiene unos ojos preciosos, unos labios muy finos y varias pecas en una mejilla que le dan un toque muy tierno. Aparte, siempre está ayudando a todo el mundo, cuando en ciertas ocasiones, son los demás quienes deberían mirar por ella. Es de estas personas que te enseñan a soñar, que se pierden contigo en el mar sin importarle nada, es de las que te regalan estrellas, de las que te entregan su vida. ¿Sabes? Sólo ella es capaz de hacer que mi cielo vuelva a tener ese azul, solamente ella consigue pintar de colores mis mañanas y es la única que puede dormirme en esas noches tan amargas cuando solo brotan lagrimas de tus ojos. Y es ella. Así. Pura. Eterna. Mágica. Increíble. La que te enseña a divisar el horizonte una y otra vez más. ¿Que cómo se llama? Bueno, los incrédulos cómo yo solemos llamarla esperanza.

viernes, 14 de enero de 2011

Demasiado y merecido

Y entonces te invade el miedo. Algo irracional, ilógico, impensable, oculto y extremadamente cruel, algo tan estúpido como normal. Es de estas cosas que sabes que están ahí pero que no pretendes afrontar. Pues así, en un instante inesperado aparece delante de ti y se transforma. Y te acosa. E intenta destruirte poco a poco. Y te hace pensar cosas tontas, cosas que hacen daño, cosas que te hacen llorar, cosas que no quieres oír, ni escuchar, ni siquiera imaginar porque únicamente así te haces añicos. Y aparece victorioso delante tuya, como otras muchas veces, y trata de hacerte dudar. Y así, ladrillo a ladrillo te aprisiona los pensamientos y ni siquiera, meramente, puedes atisbar si, realmente, existe algo por lo que debes preocuparte.

Mírame

Cuando las palabras no importan, cuando quedan despreciables ante el color de tus ojos, cuando apenas importa lo que pasará o vendrá instando al destino a hacernos trizas, cuando los recuerdos se escriben en el alma y sólo los besos tienen el sonido de aquella palabra tan hermosa, la cual, aunque se pueda decir con la boca, únicamente se graba con la mirada.

miércoles, 12 de enero de 2011

¿Temes morir?

¿Qué ocurre cuando se detiene nuestro corazón? Los latidos dejan de escucharse en un único instante. El último instante. Y sin embargo, pese a la fragilidad del ser humano, proseguimos buscando eso tan ansiado, eso a lo que llaman felicidad, olvidando lo fácil que puede ser morir en un último respiro, una bocanada de aire. Una bocanada de aire y nada más. Cerrar los párpados lentamente, exprimiendo las moléculas de oxígeno mientras tenuemente caen nuestras manos, nuestros brazos, nuestros labios e incluso nuestro pensamiento. ¿Nunca has pensado que ocurrirá cuando tu corazón deje de latir? ¿Existe el cielo de verdad o es una mera creencia errónea para los cobardes? ¿Podemos vivir de nuevo? ¿Sentir la brisa en nuestros poros de nuevo, después de que se acabe todo? Y todo es relativo, al igual que la muerte, ya que si bien ésta suena tenebrosa y cargada de ignorancia, la vida, esa en la cual habitamos constantemente apenas siendo conscientes de ello, en ciertas ocasiones, también puede llegar a ser algo tormentosa.

lunes, 10 de enero de 2011

Digamos alguna que otra verdad

Yo sé que eres listo. Inteligente. Ambas cosas. Únicamente te faltó un poquito de suerte en la vida, por eso pretendes hacerme ver que las cosas no siempre salen bien. Aunque tampoco es necesario mirar con negrura y predecir que serán malas, solamente necesitamos un poco de esfuerzo, paciencia y una quinta parte del optimismo que desbordas, aún en los peores momentos. Eres el primero que me enseñó a hablar y el único que me ha educado para saber cerrar la boca en los momentos correctos. Podría darte las gracias por muchas cosas, por enseñarme, por instruirme, por hacerme conocer miles y miles de cosas sencillas, simples y siempre contestar a mis preguntas, y, a veces, incluso decirme que no lo sabes. Nunca tendré a nadie como tú porque has dejado el listón muy alto. Gracias por darme la vida y enseñarme a vivirla. Sí papá, eres y siempre serás mi héroe, el más astuto del mundo y el mejor manitas de la historia entera del amplio universo.

“La plaza tiene una torre,

la torre tiene un balcón,

el balcón tiene una dama,

la dama una blanca flor.

Ha pasado un caballero

-¡quién sabe por qué pasó!-

y se ha llevado la plaza,

con su torre y su balcón,

con su balcón y su dama,

su dama y su blanca flor”.

domingo, 9 de enero de 2011

Fósforos

“Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos. Necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca”.
“Como agua para chocolate” de Laura Esquivel

sábado, 8 de enero de 2011

Placeres irremediables

Advertencia: Revise y lea correctamente las siguientes indicaciones antes de la ingesta.
El azúcar en excesivas dosis puede acarrear dobles efectos secundarios y/o algunos graves desvarios en el paciente. En una media de horas, mientras el organismo analiza y asimila la sustancia, el susodicho puede experimentar diversos trastornos visibles en una expresión ausente, similar, aunque totalmente contraria, al agobio, la tristeza o el estrés. Después, pasadas las siguientes horas, el organismo comienza a alterar su funcionalidad y se pueden dar circunstancias como:
1.Nula o, en su defecto, excesiva atención al entorno en el que se encuentra el paciente.
2.Deseo incontenible de moverse, reír, hablar y/o besar desmesuradamente. Este efecto puede incrementarse en ciertas situaciones, sometidas a presiones o personas
especialmente especiales.
3.Poca o nula lógica al expresarse y diversidad de opiniones
frente al mismo punto.
AVISO: El exceso de azúcar puede provocar un ataque de locura irrefrenable y continuo capaz de desembocar en una alteración del sistema crónica.
Así pues, acuda a su médico, deje de comer chocolate o,
en terminología concreta, váyase a dormir.

¿Que qué me apetece?

Me apetece comerte a besos. Y más besos. Y más y más besos. Me apetece morderte el cuello y que te quejes una y otra vez. Me apetece cogerte de la mano y salir a correr, y volver a los nueve días o ¿porque no? Ni siquiera volver. Me apetece pasar la noche aferrada a ti escuchando tu corazón, y quedarme dormida para que seas tú lo primero que mis ojos vean. Me apetece sentir tu piel. Y tu boca. Y tus dientes. Me apetece subir a la luna y bajartela, robarla un ratito del cielo para que sea exclusivamente tuya. Susurrarte al oido poemas. Y una canción. O dos. Y ¿Que qué me apetece?, preguntas, me apetece dejarte sin aliento, que desaparezcas en cada beso y en cada mero contacto con mi piel. Me apetece cansarte hasta que ya no puedas más, me apetece que me digas te amo mientras percibo tus latidos. Y muchas, muchísimas cosas más. ¿Que qué me apetece?, repites, pues... me apeteces tú.
Si la vida me diera un deseo, desearía volverte a conocer
Es ese boom incontrolable. Ese no saber estar. Y reír, y reír, y reír y reír y más reír. Y decir cosas sin sentido llenas de entusiasmo y eternas de amistad y amor. Es ese estallido sonoro a lo largo de una milésima de segundo. Ese atraparse en las palabras y un efecto tardío del chocolate.
Ese boom. Algo así tan mágico como perfecto.

lunes, 3 de enero de 2011

Ecouter



Hablar es una necesidad, escuchar es un arte
Dicen que con una única lagrima se pueden romper mil corazones.
Dicen que el agua salada puede arder.
Dicen que el elefante es el único mamífero que puede saltar.
Dicen que Frank Sinatra jamás se compró unos pantalones vaqueros.
Dicen que las espinas de las rosas son hermosas.
Dicen que el amor es una droga y el único remedio existente es enamorarse.
Dicen que las mañanas son más frías porque el sol aún anda algo atontado.
Y dicen, y dicen, y dicen, y dicen...
Yo no digo nada, simplemente escucho.
Para saber hablar es preciso
saber escuchar

domingo, 2 de enero de 2011

Ya ves

Alicia se sentó en la ventana y divisó el mar a lo lejos, que se extendía tras las casas y la playa, que parecía relucir en todo su esplendor.
-¿Estás mejor? -preguntó tras ella aquella mujer-
-Si -contestó dulcemente-
-¿Porque? -inquirió-
-No lo sé -confesó-
-¿Y que pasaba?
-Tampoco lo sé -acto seguido le sonrió y le cogió la mano- En esta vida hay cosas difíciles de explicar, cosas tan simples como lo que te transmite una sonrisa, una foto o un simple contacto entre dos personas. Hay cosas tan extrañas que ni yo misma podría intentar describir, pero ¿sabes?, no importa. No importa porque si lo supiera todo no tendría sentido vivir.
Y ahora estoy bien.
No sé cómo ni porque me encontraba antes mal pero,
ya ves, las tonterías de mi cabeza se cansan pronto de dar la lata.

Los días malos sólo duran 24 horas


sábado, 1 de enero de 2011

Ya no eres tú, ahora soy yo


Y en el fondo sabes que no lo harás. No lo harás porque eres así, o en su defecto bastante idiota. No pretendes preocupar a nadie pero es probable que sea lo único que consigas. No quieres volver a sentir, como una de otras muchas veces, esa presión que, aunque te agobie, solo trata de ayudarte.
Es extraño eso de irse. Nunca me ha gustado irme pero, sin embargo, a veces solo quieres borrarte del mapa un rato. Excusas y verdades que se desordenan a posta para confundirte.
Y en el fondo, pese a tus palabras, sabes que todo lo que sube tiene que bajar y, en este justo intente solo intentas encontrarte.

Buscandote;
buscandome

Sé que algo me quema

Idioteces de una niña chica. Alguien como yo. Que únicamente está en este mundo para preguntarse el porqué de las propias preguntas. Minucias. Detalles. Cadenas. Vicisitudes que no contestan a nada y sólo crean más y más interrogantes. Que rompen la propia lógica marchándose antes de reparar nada. Sin sentido. Algo como esto. Alguien como yo. Dime que nunca volverás si logras irte de mi lado. Yo me rendiré. No aún, pero ciertamente lo suficiente pronto para encontrar algún consuelo en el vacío de mi alma. Dime que estarás aquí aunque yo siga con mis idioteces de niña chica. Espera, no importa, ya sé tu respuesta final.
Mi foto
My madness keeps me sane.