Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


miércoles, 31 de julio de 2019

Pizarnik


dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe.







La primera vez que caí en la cuenta de que le había permitido quebrar algo en mi interior, me encontraba tendida junto a él.

Era mayo y estábamos mareados de tanto dolor.

Soy incapaz de recordar muchas cosas sobre aquella noche, salvo la soledad. La noción de tenerlo a mi lado y sentirme sola.

Empecé a llorar como hago cuando no puedo hacer ninguna otra cosa y el muy idiota confundió el vaivén de mis hombros con frío. Cubrió mi cuerpo palpitante con una manta hasta que sus dedos se hundieron en mis lágrimas, haciéndole entender la otra clase de frío que me hacía temblar.

Desde que era niña, cada vez que miraba las estrellas les pedía por alguien. Incluso cuando me hice adulta y estaba saliendo con este tipo o el otro, seguía pidiendo lo mismo: alguien.

Desconozco desde cuándo la humanidad ha estado otorgándole a las estrellas la responsabilidad de escuchar y cumplir nuestros deseos. Sólo sé que, desde que nos encontramos, he dejado de pedirle a los astros que cierren la brecha de mi soledad. Porque entendí que querer estar con alguien no es conformarse con cualquiera.

Que te quieran a su manera ó que no te quieran es la misma porquería con olor distinto, pero el amor también es esto.

«A veces siento que no estoy hecha para el mundo», le dije a mi padre una noche lejana. «No estoy hecha para vivir en un lugar en el que tenga que desligar mis sentimientos de todo, incluso de mis afectos.»

Buscar. 
No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene. 



Diciembre de 1969

Carta de Pizarnik a Silvina Ocampo.

''Quien siente mucho, se jode y no encuentra palabras
y entonces no habla y esa es su condena.''

[...]



Dame paz y dame guerra.











lunes, 22 de julio de 2019

Yo no buscaba nada y de repente te vi.



Lo que quiero decir es que viajaría a cualquier sitio de la Tierra para encontrarte otra vez. 
Quiero decir que te buscaría día y noche sin descanso y podría no cansarme jamás.
Quiero decir que el amor siempre es bien. Que hay emociones que resurgen en mí como un volcán y no soy capaz de silenciarlo. Me cuesta calmarlo, apagarlo, deshacerlo. 
Me pregunto quién va a sacarme sonrisas cuando no te tenga delante para abrazarte. 
Y quiero decir que eres bien. Que me haces bien; que me haces mejor.
Lo digo a solas, 
en silencio, 
con voz tímida; 
llegaste y me hiciste mejor.
Y contigo soy mejor.
Me quiero más.
Te quieres más.
Quizá no lo sabes, 
pero tienes un corazón tan grande que no te cabe en mis letras.

Y eso sí que es puta magia.


Mírame,
aquí,
con las manos tan llenas de ganas de dártelo todo sin que me lo pidas.



Te voy a proponer una tregua. 
Tú me dejas ser aliada en tu guerra interior 
y yo te pongo ojitos de trinchera.







Entropía.




Te dolerá sólo al principio.

De cada día.





-Namasté-






miércoles, 17 de julio de 2019

Magia.




-Me gusta cómo escribes.
+ Te estoy abrazando.







Te miraba.

Me acuerdo que te observaba como si nada en la vida hubiera tenido sentido alguno sin esos ojos que me envolvían. Cómo si pudiera sentir tu alma sonriéndome cuando te fijabas en mi en cualquier lugar lleno de gente.
Una locura de las mías, apenas te acababa de conocer.

Y te miraba. Me recuerdo a mi misma absorta en ti. 
Y sólo podía quedarme inmersa en ese surco de esperanza.
Y trataba de descifrarte, de leerte, de indagar en esa mueca que emitías cuando posabas tus ojos en mí. 

Algo muy turbio, muy nuestro.
Una expresión suprema de cualquier sentimiento comercializado. Un grito de auxilio y protección.

Quizá aquello no era amor, sino otra cosa. 

Quizá aquello era algo que iba tejiéndose desde otras vidas. Algo que parecía no conocer tiempo o distancia. Algo que estaba ahí, que se recomponía en mis sueños y nacía una y otra vez alzándose más fuerte y candente cada amanecer, cuando te observaba al dormir.

Un vínculo invisible, indisoluble, volitivo. Un impulso primitivo hacia un otro escogido desde el alma. Un lazo que vincula pero no ata porque es libre.

Un vínculo de voluntad. Y cómo tal, que es radical, sin grados, sin poderse medir. 

Recuerdo que te miraba,
y acto seguido sonreías.

No te preocupes, entiendo que pienses que estoy completamente tarada.

Uno quiere o no quiere.

Incluso sin tener ninguna garantía, ninguna expectativa, pese a la alta probabilidad de que todo salga fatal y se convierta en una ristra de reproches, lágrimas y crisis de ansiedad. Uno sigue queriendo, si es que quiere. De una manera inhumana, armónica, casi irreal.

Por algún extraño y maravilloso impulso primitivo.

No sé.  
en resumidas cuentas;

Y de una forma distinta pero delicada, salvaje y sólo mía;

sin importar donde estés tú y donde esté yo;

nunca hubiera imaginado que fueras a ser tan importante para mi.

No sé;

Dejaría de escribir si supiese que con eso nada te volverá a doler.







jueves, 11 de julio de 2019

La suerte es ser cómo eres.



Un desconocido que hasta hacía dos minutos no formaba parte de tu mundo, después se convertía en parte tuya, te entendía más que cualquier persona en el planeta y notabas que te ayudaba de una manera tan profunda e insondable que te sentías comprendida y en paz.
Qué frenesí de vida.




Hay personas que se vuelven terriblemente feas 
en cuanto abren la boca.

Y otras personas

como tú,

que te cautivan.

Cuanto más las conoces,
más guapas se vuelven.

Eso es lo que pienso de ti.







No eres lo que logras, eres lo que superas.



Pedir perdón no es tan difícil como parece, -me dijo-.
Es importante aceptar que podemos equivocarnos. En el hospital nos enseñaron a aceptar que podíamos equivocarnos constantemente. Había un médico que a veces se equivocaba y siempre aceptó la culpa. El mundo iría mejor si aceptáramos que nos equivocamos, que hemos errado. Mucha gente intenta buscar una excusa a su equivocación; buscar otro culpable, quitarse el muerto de encima... lo que no conocen es el goce de aceptar la culpa. Un goce que tiene que ver con saber que has tomado una decisión equivocada y que lo admites. Sin más. El valor moral que te aporta ser consciente de que has elegido mal, que asumes las consecuencias. 
Él me enseñó que, si yo era capaz de aprender a aceptar algo así, probablemente todas las desgracias que me ocurrieran después en mi vida no serían tan dolorosas. Tenía razón.
Para errar hay que arriesgarse. Ocurre a menudo; lo que más ocultas, es lo que mas muestra de ti.
Así aprendí yo a perdonar.



Resultado de imagen de frases mundo amarillo









miércoles, 3 de julio de 2019

El año en que aprendí a confiar.







Coger un avión a Vietnam un miércoles por la noche. Escribir un relato en un vagón mugriento camino a Varsovia a las seis de la mañana. Reír. Tratar de componer una canción con un piano sin teclas. Empaparme hasta los huesos viendo a Coldplay en cualquier estadio de Londres. Montar a caballo persiguiendo cascadas. Mudarme a seis mil kilómetros de mi familia. Viajar a tres países distintos en menos de quince horas. Perdonarme a mi misma. Recorrerme todas las calles de Marruecos caminando. Maravillarme de París. Recordar. Tatuarme libertad en la espalda. Perder todos los papeles importantes de la universidad. Irme de fiesta con una desconocida en Alemania. Echar mucho de menos a mi padre. Probar la tarta Sacher del hotel más caro de Viena. Olvidar a muchas personas. Contemplar las auroras boreales en Tromso desde el mirador más espectacular que he visto en mi vida. Aceptar otro contrato de trabajo. Soñar. Viajar a un país en mitad de una guerra. Tener mucho (mucho) miedo -de mi misma-. Pillar un billete sólo de ida a Arabia Saudí. Querer. Volver a respirar.


Madurar.


Todas esas cosas que haces sin pensar y merecen tanto la pena.









*





Soy una mezcla rara entre un carácter de mierda
y una dulzura terrible.








Mi foto
My madness keeps me sane.