Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


miércoles, 13 de julio de 2022

La mitad de su belleza era su extraña manera de pensar.

Con frecuencia me pregunto si soy yo la que no encaja en este mundo o es que todos fingimos. 

Sumergimos nuestra verdad y salimos a la calle disfrazados de alguien que no somos y derrochamos la vida en este baile de máscaras en el que nadie es quien dice ser.

Con frecuencia me pregunto si merece la pena. 

Tanta pose, tanta auto censura, tanta doctrina. 

Tanto miedo, en resumen. 

Porque es que la libertad y la responsabilidad se parecen tanto. 

Y mi instinto me dice que estamos cometiendo un terrible error.

Y mi mente se fuga a otros mundos, subterráneos, privados, secretos. 

Y allí se toca con mi alma. Y entonces me pregunto si soy yo la única que inventa fugas. 

Y mi instinto me dice que no, que necesariamente debe existir un universo subterráneo de mundos paralelos. 

Aislados. Mágicos. Cautivos de sí mismos. 

Temerosos de ser descubiertos y a la vez ansiosos por ser encontrados.

Y con frecuencia me digo a mí misma que debe haber alguna manera de conectar. 

De mirar a los ojos. 

Y vengo aquí y lo escribo. 

Y me pregunto si soy yo la única que lo piensa. 

Y me alivia saber que obviamente no.

Pero luego salgo a la calle y todo me parece un baile de máscaras en el que nadie es quien dice ser.







Eres lo que superas.

Pedir perdón no es tan difícil como parece, -me dijo-.

Es importante aceptar que podemos equivocarnos. 

En el hospital nos enseñaron a aceptar que podíamos equivocarnos constantemente. 

Había un médico que a veces se equivocaba y siempre aceptó la culpa. El mundo iría mejor si aceptáramos que nos equivocamos, que hemos errado y lo asumimos. 

Mucha gente intenta buscar una excusa a su equivocación; buscar otro culpable, ignorar el problema, quitarse el muerto de encima... pero lo que no conocen es el goce de aceptar la culpa. Un goce que tiene que ver con saber que has tomado una decisión equivocada y que lo admites. Sin más. 

El valor moral que te aporta ser consciente de que has elegido mal, que asumes las consecuencias. 

Él me enseñó que, si yo era capaz de aprender a aceptar algo así, probablemente todas las desgracias que me ocurrieran después en mi vida no serían tan dolorosas. 

Tenía razón.

Para errar hay que arriesgarse. Ocurre a menudo; lo que más ocultas, es lo que mas muestra de ti.

Así aprendí yo a perdonar.








Maybe one day I'll fly next to you.


Creo que cuando uno quiere a alguien, también siente, en gran medida, un escalofrío de completud, una brisa de benevolencia, la sospecha de que tu alma es ahora la más perfecta de entre todas las almas del universo.





Podría ser concisa;

tú y yo separados
estamos mucho más cerca
que otros muchos estando juntos.






''Eres el poema que nunca sé como termina, 
quizás porque no quiero que se acabe.''









Vals 2.0

En las noches llovía tanto que no sabía si el agua caía ahí afuera o es que estaba desbordándoseme el corazón.

Siempre hacía frío. Siempre sentía un frío atronador que me helaba las huesos y me congelaba cada uno de mis pensamientos.

Me ponía música de piano a todo volumen y me imaginaba deshaciéndome en la inmensidad del mar. Sentía cómo mi piel se iba empapando mientras me adentraba en aquella eternidad. Poco a poco, las piernas, el abdomen, esa suave línea que separa los brazos... y sentía como mis manos y mis dedos se sumergían allí, hasta que mis pensamientos desaparecían y yo me hundía a mil metros bajo el mar.

Así me sentía cuando estaba sin ti.

Muerta.

Si es que alguna vez se pudiera experimentar algo similar, podría haber sido aquello.

Dentro de un mundo que no era mi mundo. Inserta en una realidad que no era la mía, donde mis ideas ya no florecían como antes, cuando ya no me quedaban más lagrimas, cuando me tumbaba en la arena y percibía como la brisa me llevaba hasta que caía la noche.

Así me quede allí.

Bajo la calidez de la esperanza, mientras la luna se despertaba y las olas del mar acompañaban mi respiración.

Podríamos hablar de la interminable lista de cosas mal que he hecho en mi vida; las decisiones erróneas, las despedidas innecesarias, el daño al prójimo que infligí... 

No me gusta hablar de las etapas de mi vida porque se me remueve el dolor.

Pero es así.

Uno vive por capítulos y hay que aprender a aceptarlo.

Es verdad aquello; a veces no se encuentra consuelo en nada. 

El dolor, la confusión y la impotencia se hacen tan inabarcables que en verdad crees que estás como ausente porque ninguna palabra del mundo exterior te toca.

Ese seguir huyendo de ti misma mientras los años te pasan por encima.

Ese estar roto por dentro y seguir sangrando las mismas heridas una y otra vez. 

Ese tratar de ocupar el tiempo lo máximo posible para no poder pararte a pensar.

Ese levantarte a las cuatro de la tarde con ganas de vomitar la mitad de tus recuerdos.

El error es mirar lo de ayer con ojos de hoy;

querer que las cosas vuelvan a ser igual

cuando tú ya no eres la misma.

Cómo si se pudieran reciclar los suspiros, cómo si se pudiera dar un primer beso por segunda vez, olvidar lo escrito, narrar tu historia desde un lienzo en blanco.

A veces el miedo también deja una resaca terrible.

En estos días,

días sin paz, 

noches sin luna.

Ningún lugar es mi lugar

y no consigo reconocerme en nada ni en nadie.

Así pues no estoy donde estoy ni dónde estuve.

Dejo mi cuerpo y me voy lejos, a ninguna parte.

Y no quiero estar con nadie,

ni siquiera conmigo misma.


Me doy mucha ternura cuando me hago la valiente 

y me tiembla hasta el alma.






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My madness keeps me sane.