Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


jueves, 22 de octubre de 2020

Ponte guapo, todos mis deseos llevan tu nombre.

Tal vez no lo sabes, pero lo mejor que he podido escuchar en la vida han sido tus latidos.

Entre tanta sonrisa y tanta pasión lo mejor siempre eran tus latidos.
Incluso en este instante, una madrugada de viernes en la que añoro tus manos bajo mi falda, imagino tus latidos y la piel se me estremece. 

Tu corazón bombeando sangre a cada poro de tu piel mientras me sonríes. 

Un corazón que ríe, ferviente, enorme, hermoso. 


¿Sabes? Indefenso estás más guapo.
Y quizá suene un tanto dramático, pero perdería todos los aviones del mundo por un minuto entre tus brazos. 
Así que imagina.

Sin duda alguna, lo más bonito que he leído nunca ha sido tu voz.
Y te podría susurrar un montón de tonterías al oído sólo para escuchar cómo te ríes.
Ay, tu risa.

No sé, no conozco mejor forma de sanar que amando. Siempre arriesgando todo, en cada momento de ésta vida.
Ya sabéis, ante todo, no seáis de esas personas que ni siquiera lo intentan.
Mi truco es quererte con toda el alma y cruzar los dedos para que no falle.

Ya lo sabes, vivo enamorada de tus palabras porque creo en ellas como nunca he creído en mi misma.
Lo sé. 

Sé que eres tú porque haces de mí algo mejor.
Y eso ni yo misma lo había conseguido nunca.
Quizá no lo sabes, pero tienes un corazón tan grande que no te cabe en mis letras.

En resumidas cuentas;
Ya te he hecho espacio en mi vida. 
Quédate.








Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir
desborda el alma.

-Cortázar-



*










Si consigue distraerte y no está presente, es él.

Veintitrés de octubre, una de la mañana, no me puedo dormir.

Es curioso que -sin remedio alguno- día tras día, noche tras noche, ande vagabunda de ideas y consuelo hasta las mil y una de la mañana. 
Debería estar durmiendo ya, -todo hay que decirlo- y la música que me pongo a todo volumen no sé si me provoca agobio o melancolía.

El promotor más potente de mi vida es siempre mi desfase mental que anda a trescientos por hora y -sin razón alguna- aún no encuentro manera alguna de callar.
No sé si en positivo o negativo, siempre ideando cosas, planeando futuros, dejándome soñar.

De entre todas las noches de mi vida podría meter en un saco todas las que me han echo vibrar y -al relatarlas una a una- sólo quedaría al descubierto la magia que engendra la Luna bajo mi sombra y la de aquellos que he querido mucho algún tiempo atrás.

Ay, la luna.
Hace mil años que no me tumbo en cualquier lado a -sin más y sin porqués- contemplar su forma y observar cómo se mueve entre las sombras y los desvaríos del mundo. 

Total, que es la una de la mañana y no me puedo dormir.

He estado leyendo poemas y escuchando música de antaño y -joder- qué de intensidad tiene el pasado. Quizá debiera empezar a mirar un poquito todo lo que viene en lugar de aferrarme a la natural pero ilógica y devastadora creencia de que las sensaciones que percibía hace años van a volver. Quizá, no sé. Debiera anclar todo eso -despacio y lentamente- a un recuerdo tierno y cariñoso para colocarlo en un rincóncito de mi pecho, arriba a la derecha, debajo del último desamor.

Nada, no sé, al final todo se resume en tratar de ser eternos. 
Qué melancolía.

Como dato, cuando no sé lo que siento; escribo.

Y la verdad, -honestamente- se me da fatal.







*









Culpa de la luna.

Es infinitamente revelador cómo vas marcando a cada una de las personas que vas encontrando a lo largo de tu corta e intensa existencia. 

De verdad; todo es significativo, relevante, valioso. 

Cada gota, cada lágrima, cada minúsculo recuerdo. 

Cada beso, cada charla al amanecer, cada paseo por cualquier calle pérdida del mundo. Cada mínima persona que tocas y se queda grabada en tu subconsciente y aparece revelada en tus sueños. 

Todo es trascendente, vital.

Mi padre siempre me lo ha dicho muy claro; lo difícil en ésta vida no es coincidir, sino permanecer. 

Y toda la razón. 

Por algún sorprendente motivo que escapa a toda razón conocida, suelo quedarme en la gente. Así, sin explicación alguna. 

Y mirad; hace unas semanas coincidí con un amigo de la infancia que quizá hacía diez años que no veía y casi me hace llorar. Aún recordaba cuando jugábamos juntos de críos en el recreo.

Magia.

Es increíble cómo hay personas que llegan a tu vida y marcan un antes y un después. Gente que quizá llevas conociendo mil años, gente que acaba de llegar, gente que parece que se morirá a tu lado. Gente que te abraza y podría caerse el mundo que a ti no te importaría lo más mínimo. Así como si se tejiesen en el aire de seda los anhelos de toda una vida. 

Es hasta sobrecogedor. 

¿Nunca habéis sentido que sois todo un mundo carente de sentido? 

Pues a veces me parece incluso extraordinario. 

Parece ayer cuando sentía la ilusa pero inherente creencia de que podía comerme el mundo. Bendita, suave, preciada e ineludible inocencia. Han pasado muchos años y aquí sigo. 

¿No os parece inconcebible el mero hecho de poder existir? 

Lo demás todo es despertar.



No me hagáis mucho caso;

hoy la noche va de recuerdos.

Gracias a todos de corazón.


A menudo pienso que la madrugada 

es la materia prima que revienta nuestra almas.






El fin


"" Si pudiera vivir nuevamente mi vida,

En la próxima trataría de cometer más errores. 

No intentaría ser tan perfecto, 

me relajaría más. 

Sería más tonto de lo que he sido, 

de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos, haría más viajes, 

contemplaría más atardeceres, 

subiría más montañas, 

nadaría más ríos.


Iría a más lugares adonde nunca he ido, 

comería más helados y menos habas,

 tendría más problemas reales

y menos imaginarios.


Yo fui una de esas personas que vivió sensata y

prolíficamente cada minuto de su vida; 

claro que tuve momentos de alegría.


Pero si pudiera volver atrás trataría de tener

solamente buenos momentos.


Por si no lo saben,

 de eso está hecha la vida

sólo de momentos; 

no te pierdas el ahora.


Yo era uno de esos que nunca

 iban a ninguna parte 

sin un termómetro,

 una bolsa de agua caliente, 

un paraguas y paracaídas;

 si pudiera volver a vivir, 

viajaría más liviano.


Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar

descalzo a principios de la primavera y seguiría

así hasta concluir el otoño.


Daría más vueltas en calesita, 

contemplaría más amaneceres 

y jugaría más con los niños, 

si tuviera

otra vez la vida por delante.


Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo. ""


[Jorge Luis Borges]









Crecer, ese bonito malestar.

En realidad es sencillo: el tiempo lo destruye todo. 

De una forma indiferente e implacable. Sin distinciones. Sin apenas darte cuenta. 

La primera decepción. El primer instante de manos inexpertas y muslos pubescentes bajo las luces temblorosas de una noche cualquiera. El romance fallido. La dieta fallida. El asesinato fallido. La esperanza que, caprichosa, se coló ayer por la ventana y pellizcó tu corazón. El tren que partió al mediodía. Los sueños rotos de la infancia. La alegría, el despecho, la nostalgia, la inocencia, la plata que te fumaste. El profundo agujero negro en el que caerás mañana. Los días, las semanas, los meses que pasarán hasta que alguien consiga rescatarte. La agónica carencia de oxígeno, la insoportable quietud que te empuja una y otra vez a estrellarte los sesos contra la pared. Voces de alarma, sirenas de ambulancias, chalecos reflectantes. Las mentiras que dijiste, todas las veces que te mintieron. El perdón que nunca supiste pedir, la disculpa que jamás llegó. 


En serio, de verdad, el tiempo se lo folla todo.


El tiempo es un hermoso aliado.




Un abrazo tan fuerte que te rompa los miedos.

El latido de tu corazón sonaba fuerte, pero tus oídos aún no habían adquirido la agudeza para escuchar su música. La luna menguante parecía reírse de un chiste que nadie más podía entender y el mar se enredaba entre los dedos de tus pies sin conseguir hacerte cosquillas siquiera.


Aquello no era vida, era algo distinto. Una forma de estar, sin ser. Un modo de ocupar el espacio al borde del tiempo, la torpeza de plantar un pie delante del otro como quien cree que una veleta gobierna la dirección del viento. Era subsistir, no más.


Andábamos sin percatarnos de que éramos ciegos hasta el momento en que nos sostuvimos la mirada, hasta que entre tus ojos y los míos se elevó este puente. Entonces fue fácil comprender que nuestros caminos estaban entrelazados desde antes, mucho antes. Esta historia viene trenzándose desde otras vidas, desde la vez que éramos un par de abejas decantando miel sobre las lenguas o desde cuando éramos juglares tañendo la cítara y el laúd.


Pero nos miramos, y a partir de ese instante no pudimos dejar de escuchar la melodía. Dentro de nuestro pecho palpitaba un tambor. Danzábamos como poseídos por el ritmo de esos latidos y de pronto se nos hizo evidente que cuando la luna nos miraba, se reía con nosotros.


Créeme cuando te digo;

tu y yo

vamos a ser eternos.




Un suspiro es el aire que te sobra cuando alguien te falta.






lunes, 19 de octubre de 2020

26 cosas que he aprendido antes de los 27.


1.    Que la vida no viene con manual de instrucciones, 

pero te regala unos padres. 

Agradece siempre a tus padres. No te olvides nunca de tu familia, por muy autosuficiente que te creas. Nunca dejes de sentir gratitud por la gente que te ha hecho ser cómo eres y llegar a donde estás. Agradece todos sus valores, sus detalles, el amor incondicional que te brindan. 


2. Que para ser vieja y sabia primero hay que ser joven y estúpida.

Todo es ir probando. Permítete equivocarte. Busca tu camino, indaga las opciones viables. Estudia lo que te guste, trabaja en lo que te apasione, nunca desistas buscando lo que te llena el corazón. Trata de encontrar tu camino, prueba, inténtalo de nuevo, insiste mañana, no vas a encontrar tu lugar sin equivocarte al menos mil veces. 


3. Que si es importante encontrarás tiempo, 

sino, encontrarás una excusa. 

Tus prioridades cambiarán. Te alejarás de muchas personas, abandonarás a muchos amigos. Pero nunca dejes de dedicarle tiempo y esfuerzo a esas cosas y personas que verdaderamente merecen la pena. Prioriza lo importante.


4. Que el destino decide quien entra en tu vida, 

pero tú decides quien se queda.

Busca tu felicidad por encima de todas las cosas y personas del mundo. No te reprimas ni dejes que te pisoteen. Piensa en ti y nunca te dejes atrapar por la mecánica de la sociedad. Vive a tu manera, ten tu propia forma de pensar. Destierra todo lo tóxico de tu vida, no lo dejes más entrar. 


5. Que la sangre te hace pariente, 

pero la lealtad te hace familia.

Esa amiga de la infancia que podría ser tu hermana. Cuida de la gente que te rodea. El significado de respeto y lealtad ha ido deformándose para mí a lo largo de los años. Ama. Sé leal con las personas que lo merecen, crea vínculos de cariño y amor. La confianza se tiene o no se tiene, no existen niveles intermedios. 


6. Que debemos aprender a pedir perdón, 

y nunca es tarde para ello.

Pedir perdón no es tan difícil como parece. Es importante aprender a aceptar que podemos equivocarnos (punto flaco personal ahí). En el hospital nos enseñaron a aceptar que podíamos equivocarnos. Hubo un médico que se equivocaba y siempre aceptó la culpa. El mundo iría mejor si aceptáramos que nos equivocamos, que hemos errado, que lo aceptamos y asumimos nuestro error.


7. Que no se debe prometer, tomar decisiones importantes o discutir cuando se está eufórico, cabreado o triste. 

Date espacio, tómate tu tiempo. No digas, hagas ni decidas controlado por las emociones. Trata de mantener la compostura. Piensa con claridad, reflexiona. No te dejes atrapar por la telaraña de la ira o el rencor. 


8. Que si esperas por las condiciones perfectas para hacer algo, 

al final nunca vas a hacer nada. 

Si no consigues ser feliz donde estás, no vas a conseguirlo en ningún lado. Valora lo que tienes. Agradece lo que te regala la vida. Sé entusiasta con el mundo que te rodea. Esfuérzate por cambiar tu visión de la realidad. Somos unos grandes afortunados. 


9. Que el dolor es inevitable, 

pero el sufrimiento es opcional.

Típica frase de todos los libros de autoayuda. Pero es real. Personalmente creo que cuando sufres por algo que no ha pasado te estás obligando a vivirlo dos veces. Acepta el dolor, no eternices el sufrimiento.


10. Que lo que vas criticando por ahí sobre otros, 

dice más de ti que de los otros. 

La felicidad tiene muchas acepciones. No hay que juzgar a nadie sin conocer su historia. La humidad como valor que prima entre todos los seres humanos. Deberíamos aprender a aceptar la diferencia de opiniones, razones, preguntas y formas de vivir. Dicen que en una historia siempre hay tres versiones; la tuya, la mía, y la real. Nadie posee la verdad universal, todo es subjetivo.


11. Que cuando alguien te quiere se nota. 

Y cuando no, se nota más.

Como bien dicen, las palabras se las lleva el viento. Deja las palabras correr. Nadie que merezca la pena se entretiene en regalarte el oído. Eres lo que haces, lo que piensas, cómo te comportas y cómo tratas a la gente. Eso eres, no lo que dices que eres. Confía en tu intuición.


12. Que es mejor que te hieran con la verdad a que te consuelen con la mentira. 

No pasa nada por romperse en pedazos. No eres tan fuerte como te crees, déjate ayudar. Pide ayuda, presta toda tu atención. No te dejes dominar por el dolor. Todo pasa, incluso ese dolor. Nada dura eternamente. 


13. Que es mejor estar solo que mal acompañado.

Quiérete. Aprende a perdonarte. No te dejes controlar por ideas tóxicas. Valórate mucho. Date espacio para crecer.


14. Que hay que poner punto final a algunos capítulos de nuestra vida para escribir nuevas y mejores historias.

Nadie escoge de quién enamorarse. El corazón es así. Vive, siente, entiende, disfruta, ríe. Pero sobre todo, aprende a soltar. Deja de aferrarte. No te culpes nunca. Deja las cosas fluir. Reescribe tu historia. Deja el pasado atrás. 


15. Que no pasa nada por no caerle bien a todo el mundo; 

 porque no todo el mundo importa.

Habla en positivo. Escoge bien tus amistades. Rodéate de gente que te haga sentir más. Más sana, más guapa, más real. Nunca vas a poder contentar a todo el mundo, no te obsesiones con ello. No necesitas la aceptación social. Crea un espacio sano en tu cabeza, vas a vivir ahí durante mucho tiempo. 


16. Que el sentido común no es tan común como parece.

Estar loco es más rentable de lo que parece. No es obligatorio ser tan racional. Hay que dejarse llevar y observar la realidad con ojos de crío. No crezcáis tan rápido, dejad un poco de ilusión dentro de vosotros. Vivid despacio, disfrutad más.


17. Que a veces lo más inteligente es hacerse el tonto.

Elije bien tus batallas. No siempre es necesario llevar razón. Reflexiona acerca de la realidad, trata de debatir sin censurar a otros. No permitas que te pisoteen, pero no te enzarces en bucles infinitos, tu tiempo es más importante.


18. Que la vida no está pensada para ser vivida en un solo lugar.

Viaja. Ábrete al mundo, empápate de otra gente, de otras culturas, de otros mundos. Nunca dejes de crecer como persona. Visita nuevos sitios, hazte fotos en todos lados, amplia horizontes, enseña lo que sabes y descubre todo lo que esté en tu mano. Nunca dejes de descubrir.


19. Y por lo tanto, 

que viajar cuesta dinero, 

pero te hace más rico.

Huye lo más lejos que puedas al menos una vez. Echa de menos tu casa, tu vida, tu rutina. Explora nuevas opciones. Ten miedo, enfréntate a tus propios demonios. Indaga en ti mismo. Cuando sales al mundo te das cuenta de que sólo somos pequeñas luces dentro de la eternidad. Abre tu mente.


20. Que la amabilidad es una llave que abre puertas en todo el mundo.

No seas arrogante, trata bien a los demás. Descubre cosas nuevas sin juzgar lo que te rodea. Aprende de la vida. Aprende de las personas, de los momentos, de la gente que te falla, del desamor, del amor y su éxtasis. Sé amable con el mundo.


21. Que si hablas, sólo repites lo que ya sabes. 

Pero si escuchas, puedes aprender algo nuevo.

Déjate enseñar. Aprende de los demás. No te obceques en tus propias ideas una y otra vez. Escuchar más que hablar. Trata de entender a los demás, ten la mente abierta. Hay un mundo ahí afuera repleto de cosas que ni siquiera sabes que existen. 


22. Que la vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes.

Ten presente que estamos aquí un rato, que incluso mañana podríamos desaparecer. Valora tu tiempo aquí, descubre y crea cosas increíbles. Construye una vida de la que te sientas orgulloso.


23. Que las mejores cosas de la vida no son cosas.

Que el tiempo es oro. Y es el mejor regalo que alguien te puede dar.  Hay que admirar los pequeños detalles que nos ofrece la existencia. Despertarse con la persona amada, un café en la terraza mientas llueve, una sonrisa de tu profesor antes de graduarte, un último abrazo antes de una despedida. Hay que desterrar la idea global de disfrute colectivo. Cada uno tiene sus pequeñas aficiones y sus pequeñas maravillas. Disfrutar de cada una es realizarse en un ámbito más personal.


24. Que nunca es tarde para reinventarse.

Nunca, jamás. Coge tu vida y tírala a la basura. Crea nuevos finales, vuelve atrás si lo necesitas. Ten autocrítica, aprende de ti mismo. Conviértete en cenizas y renace una y otra vez. Reescribe tu historia las veces que quieras. He estado al lado de gente muriéndose que sólo se ha arrepentido de las cosas que no han hecho. Inténtalo, reinvéntate.


25. Que nadie va a apreciarte por tu cargo en la tarjeta, sino por tu manera de ser.

Sé buena persona. Llena tu corazón de cosas positivas, ayuda a los demás. No te dejes arrollar por las corrientes de la sociedad. Conviértete en alguien con quien estar, confía en los demás, haz gestos amables, ofrece tu mano a quien lo necesite. Que cuando alguien diga tu nombre sólo pueda salir una sonrisa de ese pensamiento. 


26. Que todo tiene solución, 

menos la muerte.

La frase que te susurraba tu abuela acariciándote la cabeza cuando llorabas por cualquier bobada. Sé consciente del poder de tu propia salud. Cuídala. (Sí, no seré yo el mejor ejemplo de todos.) Vas a vivir toda la vida dentro de ese cuerpo, conviértelo en una máquina que funcione a la perfección, que te ayude a alcanzar tus metas. No te preocupes demasiado por todo lo demás. 








miércoles, 14 de octubre de 2020

Alma, ponte color de amor.

Me recuerdo sentada en el borde de la ventana escuchando ésta canción. 

Recuerdo que estaba fumando, que las hojas caían suavemente y que aquel reloj de la plaza marcaba las tres de la mañana.

Recuerdo que me fijaba en la gente que pasaba; unos paseando tranquilamente mientras otros se escondían en la oscuridad de las esquinas.

La noche caía sobre mis hombros, y recuerdo que pensé en cuántas veces de mi vida recordaría ese momento ligado a ésta canción.

Me parece increíble cómo la música puede transportarte a otros años, décadas, momentos de tu vida. 

Cómo parece que corre por tus venas, como a veces incluso puedes percibir lo que sentiste, cómo esos instantes empiezan a construir castillos en tu mente únicamente gracias a unas simples notas. 

Creo que no somos muy conscientes del poder del arte. 

Creo que no nos damos cuenta de que cuántos momentos se han quedado tallados en nuestra piel, en nuestra mente, en nuestros recuerdos. 

Me acuerdo de la lluvia. Recuerdo que empezó a llover gota a gota y de repente aquel sitio me pareció despoblado.

Me quedé mirando cómo se me iban empapando los dedos, las manos, el pelo, las ideas. Y como a cada estruendo del cielo yo sólo sonreía más y más. 

Recuerdo que el agua empezó a calarme la ropa, que pasé toda la noche recorriéndome la ciudad mientras me diluviaba encima. Estoy segura de que las pocas personas con las que me cruzé pensaron que andaba drogada.

No podría explicaros porqué o buscarle una explicación coherente. Es probable que aquello fuera una terrible estupidez. 

Pero yo recuerdo sentirme inmensamente feliz.

Recuerdo que me tiré horas escuchando estas canciones mientras andaba por la ciudad y me llovía encima sin cesar. 

A veces se nos confunden los entresijos de la felicidad

y andamos ciegos

y no los vemos

y están ahí.




All I ever wanted was you

I'll never get to heaven

Because I don't know how


-without you-







Ningún lugar en el mundo es más triste que una cama vacía.



Es muy probable que las mejores decisiones de nuestra vida no sean fruto de una reflexión de nuestro cerebro sino del resultado de una emoción. 




En materia de amor y desamor 
somos como recién nacidos toda la vida.




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My madness keeps me sane.