Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


miércoles, 28 de septiembre de 2016




Which floor are you going to?








martes, 27 de septiembre de 2016

No temas.


''Cuanto tú
decidas,
cuando tú estés
yo estaré,
aunque tú
no me lo pidas.

Cuando nadie siga
sabes que yo seguiré,
junto a ti
mientras caminas.

No somos sólo distintos,
somos lluvia y somos sed,
que a una misma vez
respiran.

No temas,
tranquilo.

Que yo seré...
Seré el camino 
al que volver,
seré el abrazo 
en que te abrigas
cuando nada salga bien.

Una canción que no termina.
El sueño cada anochecer.
Y la sorpresa
más sencilla.

Tú tan sólo
ilumíname
con tu presencia
cada día.

Si te vas
descuida.
Que aquí yo te esperaré.

Cuando te encierres tan dentro,
cuando a nadie quieras ver,
no temas,
tranquilo
porque yo te escucharé.

Seré el secreto que confías 
a quien más puedas querer.
Esa canción que no termina,
el sol de cada atardecer.
Y la sonrisa
más sentida.

Seré quien quieras
cada vez;
el universo que me pidas.

Tú tan sólo
ilumíname
con tu presencia
cada día.''







jueves, 22 de septiembre de 2016

Poetry.






Si pudiera vivir nuevamente mi vida. 

En la próxima trataría de cometer más errores. 
No intentaría ser tan perfecto, 
me relajaría más. 
Sería más tonto de lo que he sido, 
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, 
contemplaría más atardeceres, 
subiría más montañas, 
nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido, 
comería más helados y menos habas,
 tendría más problemas reales
y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y
prolíficamente cada minuto de su vida; 
claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.

Por si no lo saben,
 de eso está hecha la vida
sólo de momentos; 
no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
 iban a ninguna parte 
sin un termómetro,
 una bolsa de agua caliente, 
un paraguas y paracaídas;
 si pudiera volver a vivir, 
viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar
descalzo a principios de la primavera y seguiría
así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita, 
contemplaría más amaneceres 
y jugaría más con los niños, 
si tuviera
otra vez la vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.



[Jorge Luis Borges]



lunes, 19 de septiembre de 2016

Vivir como si nada, como si nadie, como si nunca.


Al principio no podíamos separarnos tres míseros días. Apenas dos. Esa amapola que me cogiste del campo. Quedarme quieta ésta vez me cuesta tanto... . Vuelvo a respirar profundo. Y guardar en algún sitio todas esas cosas que forman parte de mi. O que me formaron. Ya no importa mucho, la verdad. Dieta de semanas de horas de tiempo que pasa, pero no pasa, que llega y se va, que se queda, que se endurece y tiene pretensiones de eternidad aún esperando su momento.


Otra vez la vida me ha sacado bailar. Pero vaya escenario más insólito. Apenas hay luz o flores. Soy una musa haciendo de piano que cicatriza heridas. Ahogándose. En el centro del huracán. Abierto de par en par dentro de mi mente.


Y éstas ganas de no vivir, donde dejarlas. Éstas ganas de incertidumbre. Éstas ganas de volver a no poder separarse en tres miserables días.

Fue fácil echarte de menos cuando no te conocía. Pero no. No te conocía. Se puede. Llenar los siete mares de valientes y nunca llegaría a parecerse ni un cuarto al valor que tú sostienes. Se puede. Robar todos los lujos del que tiene... y nunca llegaría a parecerse ni un cuarto a la riqueza que tú tienes.

Ve. A desconocer un poco más las agujas del tiempo que a saber si llega. Tus dedos rozando mi pelo. Suave, lento. Lo roza y lo baja. Despacio. Como si fuera un camino. Solías quedarte entre mi pelo. Y yo desmayada. De amor y de mentiras. Descalza. Desnudos. En la cama de los buenos momentos. Haciéndote cosquillas. Haciéndote llorar. De amor y de mentira. Y así pasar las horas despierta. No dormida sino despierta. Y apenas pesadillas. Morir lentamente... pero sonreír. Cosas que pasan;

De eso trata la vida cuando la sientes. Y ya nada. Nada de ti. Nada de mi. Nada de nada. Silencio. Paredes. Transeúntes del mundo sin más. Que el deseo se extirpa. Y cabe dolor. Y hay tormentas. Y los barcos naufragan. Y en las grandes alturas se pueden callar tantos tormentos y desastres. Y todas esas gotas que abrasan las lagrimas. Como si las alturas dieran el privilegio de llorar sin miedo, de gritar sin miedo, de sentir sin temor.

(la música más bonita del mundo está siendo arrojada por una alcantarilla que sueña con ser un techo o una nube o una ciudad)




viernes, 16 de septiembre de 2016

*



Con el tiempo comprendes que tus raíces no están en un lugar en el espacio sino etéreamente conectadas a las de ciertas personas.







lunes, 12 de septiembre de 2016

Nadie es imprescindible.


Llevo un par de noches sin poder dormir.

Me dolía la garganta cuando bajé del avión y llevo una semana afónica. 
Sin más. 
Ni una palabra.
Qué diferente es el mundo cuando no puedes articular palabra.

Eso mismo me ocurrió cuando lo conocí. De esas personas que te dejan sin palabra alguna.


Conocí a Nino en un bareto de mala muerte de Malta. Una noche en la que el cielo se descargaba sobre nosotros. No llovía, pero mi ánimo andaba por los suelos y sólo tenía ganas de perder un rato el sentido.


Me invitó a unas copas, me prestó un bolígrafo y al día siguiente lo estuve esperando a la salida de aquel bar.

Tenía un acento extrañamente singular, un tatuaje de algún Dios griego en el hombro y un pequeño amuleto en el cuello. Era alto, no dejaba de reírse todo el tiempo y en cierto momento hasta me invitó a bailar.

Iba a irme de aquel sitio cuando apareció. ''Todo lo que me has dicho es mentira'' - me espetó-, e hice memoria y me vi a mí misma otra noche susurrándole que no había encontrado camarero más guapo que él en toda la isla.


Me reí y negué con la cabeza. Llevaba demasiado alcohol en sangre.


Bebimos más, paseamos, nos sentamos frente al mar.


Nino era de esas personas peculiares que no sabes muy bien porqué, un día aparecen. Era un tipo sencillo, con inquietudes grandes y unas ganas de ver mundo que se lo comían.


Acababa de venir de Nueva Zelanda y en Abril se iba a Australia.

''Un viajero.'' - le afirmé- 
''Parece que has tenido problemas con ellos...'', me sugirió, justo antes de echarse a reír.
''Algo así.'' le esquivé.

Aquella noche me contó porque había llegado a Malta y sobretodo porqué quería irse. Me contó de su familia, la historia de todos sus tatuajes y qué significaba aquella pequeña piedra azul que llevaba anclada al cuello.

Hubo un instante en el que me miró con esos ojos y me cogió las manos.
 ''Tú también pareces una hoja movida por el viento'' - me dijo-
Sonreí.
''Yo soy demasiado para todo el mundo'' - le contesté-
''Vente conmigo a Australia'' - me soltó, sin siquiera pensárselo, cuando ya había perdido la cuenta de cuántas copas llevábamos- Tiene que haber algún lugar en el mundo -apuesto por algún sitio con playa- en el que puedas sentirte plenamente feliz.''

Sólo pude reírme.


-Australia -sonreí alejándome- Quizá lo piense. -solté, en un súbito intento de salir de aquella conversación-

''En el fondo sólo quiero saber lo que te pasa.''
''No intentes arreglar mi mundo - le solté, bastante seca- ni siquiera sé cuántos años tienes.''
''Del 92'' -me dijo-.
''Todos los del 92 sois un coñazo ''- pensé, sin querer, en voz alta-. Me sonrojé.

Sinceramente, no sé cómo no me mando a la mierda en aquel instante. Él que estaba allí, impasible, sonriente, tan cercano, tan real. Y yo que no sabía muy bien ni lo que quería en la vida.


Sin demorarme mucho le pedí disculpas.


''Eres una tía rara -me soltó- No he conocido a muchas como tú. Pero no te preocupes, te pase lo que te pase, el dolor se irá.''

Me detuve un segundo y lo miré.

Nos dieron las ocho de la mañana y en el fondo sabía que no me quería ir. 

Llegó como llegan esas personas que vienen un día, te enseñan algo y, acto seguido y sin más pretensión, desaparecen.
Eso me contó él; ''Al fin y al cabo todo el mundo se va. Disfruta de lo que tengas ahora y no te aferres a lo imposible... que tienes pinta de aferrarte a lo que no puede ser.''

Tras aquella frase ya habíamos conectado y no podía más que reírme con él. Era raro, y supongo que yo no me sentía tan rara y excéntrica si lo tenía allí, junto a mí, frente al mar.


''Quizá lo piense -repetí- pero ahora te lo digo de verdad.''

Sonrió.

Estuvimos corriendo calle arriba y calle abajo por todos los bares de la zona y me gustó aprender esa pequeña tontería de él. ''Hay más gente como tú ahí afuera -me dijo- sólo tienes que encontrarla. Él único problema es que no se están quietos en ningún lado.'' 


También me contó porqué quería ir a Australia y todo lo que había aprendido en otros muchos de sus viajes. Me preguntó por la palabra libertad de mi espalda e investigó cuántas veces me habían dicho algo de mis ojos.

''Tienes unos ojos que no son de este mundo - me soltó - y no tienes pinta de que te guste que te lo digan.'' 

Asentí. Aquello no me gustó en absoluto.


Por la mañana me dejó en el portal de casa y me besó.


''Así que en el fondo no querías acostarte conmigo... '' -le solté-

''Bueno... Quería... digamos... en un principio. -me afirmó- Luego me di cuenta de que valía más la pena conocerte.'' 

Sus palabras se me clavaron un poquito. Cómo cuando no sabes muy bien qué te pasa y de repente ves una luz. Profundo, hiriente, recóndito. Sonreí. Se me encogió el corazón de repente y no supe qué contestar.


Me despedí de él con la firme pero inherente creencia de que algún día nos volveríamos a ver. Una calidez extrañamente singular. Quién sabe. Quién sabrá...





Malta, gracias por tanto.







sábado, 10 de septiembre de 2016

jueves, 8 de septiembre de 2016





Hay sentimientos que no se pueden superar.




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My madness keeps me sane.