Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


martes, 28 de abril de 2015

Te conozco desde siempre.


Estoy segura de que no leíste todo aquello que te escribí. Estoy segura de que mis palabras se quedaron ahí y no podrán escapar jamás, ya que la libertad es suntuosa para muchos.
Y aún recuerdo cuando yo tenía una ilusión muy grande de ver todas esas cosas que me escribías pero que curiosamente nunca me dejabas ver. Era algo emocionante a la par que pasional. Algo que vibraba en la armonía de mi corazón.
Y ahora ese rincón está vacío.
Y la rutina hace trizas todo lo que quiero que me digas.
Es algo paradójico cuando yo solo pretendo que dejes de ocultarte, aunque quizá no sea esconderte lo que verdaderamente pretendes.
Ahora estoy triste, me siento mal. No me importa decirlo. Tengo demasiado caos en la cabeza, aún sin contar los recuerdos. Las cosas que antes hacía ya no las puedo soportar; las ideas, los sucesos, las cenizas en el aire ya no traspasan mi boca. Síntomas.
Acertijos del destino, que planea sobre las nubes y enreda los vaivenes de la vida.





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My madness keeps me sane.