Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 16 de mayo de 2015

Hace frío sin ti, pero se vive.

(Del lat. crudelĭtas, -ātis).
1. f. Inhumanidad, fiereza de ánimo, impiedad.
2. f. Acción cruel e inhumana.


Supongo que no te das cuenta de nada hasta que estás ahí, presa de la culpa y aún del tiempo. Entre la vorágine de emociones que sobresaltan ante el desengaño, el miedo y la decepción hacia uno mismo. Allí, entre cuatro paredes metida para el resto de la eternidad. Ebria, perturbada, irreflexiva, demente. Todo de ti. 
De mi.
De todas las cosas que nunca se deben pero que finalmente se hacen.

Y entonces estallas. 
Cómo una cándida, fugaz y ardiente bola de fuego que comienza a enredarse entre los poros de tu piel desde la planta del pie hasta el último pelo que tienes en la cabeza.
Así, de repente.

Supongo que el dolor está sobrevalorado y carece de importancia sino lo sufres tú. 
Tu misma piel ha de arrugarse tras las miles de horas que te tiras bajo el agua tratando de ahogar pensamientos.
Romper a llorar. 
Romper contigo misma.
Dejar atrás lo demás.
Dejarte atrás a ti misma.


Me acuerdo de todas esas tonterías que te escribía en las mil fotos que te regalé. 
A día de hoy sigo teniendo sólo una única foto de ti. Qué paradoja.
Me acuerdo de esa sonrisa inútil con la que recortaba todas las formas de las fotos para pegarlas sobre la pared. Rodeadas de lucecitas amarillas por todos lados.

No sé en qué momento dejé que me hirieran.

¿Cómo sabes si quieres a alguien? O... por decir; ¿Cómo sabes si lo has querido? ¿Cómo sabes donde empieza ese no retorno odioso?  ¿Cómo sabes si algún día volverás a querer
Dicen que eso que ocultas es lo que más muestra de ti.
Sexo desenfrenado, amor que se escapa de los dedos o la mera inocuidad de una sonrisa al despertar.

Recuerdo que solía -me tiento a hablar en pasado- ser muy feliz aferrada a ti. Allí pegada a ti en cualquier rincón. Mis anclajes no paraban ninguno de los latidos de tu corazón. Podía estrujarte y disfrazarme.
Muerdo -mordía- el fuego por ti.

Supongo que cualquier escrito de los míos sigue siendo un total e irrevocable despropósito. 
No pretendo que lo entendáis, sólo quiero volver.
Volver a sentir,
o volver a volar
sola 
sola y alejada del mundo
que 
cada día 
poco a poco
me hace más y más
y más
trizas.


No pretendo nada. Menos aún justificarme. Sé que nunca tendré perdón y quizá perderé más que nunca en mi vida.
Nunca, nunca, nunca; qué palabra tan sombría. 

¿Cuánto han de doler los errores que cometes?

Supongo que siempre nos quedará la risa para disimular que duele.


Rompí a llorar. Me encanta esa expresión. No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos.








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My madness keeps me sane.