Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 12 de septiembre de 2020

Sálvate.

A veces me gustaría poder vaciar todo lo que tengo en la cabeza aquí.
Vaciarlo todo de golpe, sin dudas;
una especie de desconexión de mi misma, algo parecido a un reseteo mental. 

Dejar aquí en las letras todos los problemas, todos los entresijos, todos los llantos... y convertirme suavemente y de nuevo en un lienzo en blanco. 
Empezar a escribirme otra vez, transformarme en una nueva obra de teatro, verme con los ojos de ese crío pequeño que rallajea suavemente cualquier papel.

Y lo sé.
Lo difícil es la vida real,
la de las ojeras,
la de los fracasos,
la que está fuera de los libros y de los bares,
la que no queda tan bonita en un poema.

Lo bueno de escribir es que te vas desquitando de toda la porquería que tienes dentro, y al final -si lo haces bien- sólo te queda una pura y enorme bondad. 
Siempre he dicho que mis finales alternativos son tan buenos que no he necesitado nada más. 
Nunca des demasiadas explicaciones; 
ni siquiera a ti mismo.

Podría decir que; 
ya no queda casi nadie aquí.
Parece que después de tanto dolor siempre llega alguien que es un poco paz, calma y cielo. 
Y supongo que gracias al universo siempre acabas encontrando gente nueva por el camino. 

No sé, pienso que cuando una persona es capaz de transmitirte tanto con su voz ha de significar algo, no sé muy bien qué. 
A veces sólo soy capaz de reconocerme al mirarme en tus ojos.

A día de hoy me doy cuenta de que todo lo vivido no podría almacenarlo en ningún sitio, salvo en mi cabeza.
Lo sé, para qué más. 
Mi obsesión por el orden mental. 
Y eso es bueno, supongo;
no siempre hemos de acordarnos de todo. 
Los recuerdos se difuminan, las heridas sanan y el pasado va quedando cada vez más atrás.
Los lastres aún están presentes y espero desaparezcan pronto, -poco a poco-. En el fondo creo que el problema está en llamarlo fracaso cuando sólo ha sido otro intento.
Y así con todo.
Mucho me temo que donde mejor se vive es en tu propia versión de los hechos.

No sé, a querer nadie te enseña. Y mejor. Porque como te enseñen bien, estás jodido. 
Debe ser muy triste hacer todo lo posible para que alguien te olvide.

Y conseguirlo.

Pero no todo es que te quieran, no todo es que te cuiden, no todo es que te entiendan. Si cuando lo hacen no se te mueven mil universos por dentro, de poco sirve. 
Y podeis quedaros con esa vida, ya sabeís lo que hablo. A esa gente la aplaudo, yo nunca he sabido ser tan cobarde. Ninguna persona verdaderamente interesante se conforma con la realidad.

En la vida hay que fracasar, romperse hasta que el ego y el orgullo se descompongan. Convertirse en otro. Hacerse añicos, despedazarse. Y luego ya, siendo cenizas, volver a intentarlo.

No sé, nunca he entendido ese temor a no encajar. Sólo significa que no estamos hechos del mismo molde que la mayoría.

Y eso es increíblemente hermoso.


                                                                                 



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My madness keeps me sane.