Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


viernes, 26 de agosto de 2011

La felicidad es saber que das de ti al mundo lo mejor

Y allí estábamos tú y yo, y el resto del mundo. ¿Recuerdas? Allí sentados en aquel rincón mientras la gente chapoteaba en el agua. Allí con las manos unidas, sosteniendo esa luz que nos hacía sentir el calor. Y tus dedos tocaron la cera y mis ojos atisbaron esa sensación que te recorría el cuerpo. Tú y tus gestos y esas palabras. Y sopesé esa sustancia en la yema de mis dedos y se quedó allí, como inerte y ardiendo. Y ambos nos miramos, presos de una dulzura singular pero conocida, sabiendo que aquel momento jamás se repetiría.
Así, en mitad de todas las promesas que hemos hecho de volver a vernos, el viento soplará y se las llevará consigo, cual mensaje atrapado en una botella lanzada al mar desde una playa cualquiera.

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My madness keeps me sane.