Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


martes, 26 de enero de 2016

Siendo franca, me merezco brillar por todos los que han querido apagarme.



Sí que es cierto que conforme van pasando los años las emociones se van transformando en algo más táctil e insípido. De aquel fuego que te ardía en el pecho sólo quedan las cenizas. Todo decae, se vuelve sólido, deja de volar.

Prácticamente todas las historias que he tenido han acabado haciéndome trizas. Solía irme sola, andando y desolada por las calles para que algo en el aire tratara de calmarme. Y no. Al final nada te calma. No hay nada más triste. 
Porque hasta nunca es hasta nunca pero adiós es.... ¿hasta qué?

También he aprendido mucho de todo ello, claro está. Y pienso que sino ardes por alguien, si nada te sacude el alma o si apenas te toca el corazón una caricia vas mal, algo te detiene, vives a medias.

Se han ido personas de mi vida por la misma razón por la que tú te estás quedando. 
Y lo sé. Sé que no está todo perdido si al besarte aún se me eriza la piel. Qué pasada. Parece bonito y hasta diplomático afirmar que en ésta vida -en algún recóndito, oscuro y tenebroso recoveco- aún existe algo de esperanza. no sé, llamadme loca.

¿Os imagináis que en una de éstas me da por dejarme llevar y ser feliz?
Qué loco todo.







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My madness keeps me sane.