Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


viernes, 22 de abril de 2016

Huir de mí para encontrarme contigo.

(...)
Yo hoy lo que quiero es estar muy pegadita a ti.

Que nuestros pies se acaricien, que nuestros brazos se enreden, que tu piel y la mía se toquen en cada centímetro de nuestro cuerpo hasta que obtengamos la evidencia empírica e incuestionable de que, en fin: ya es imposible estar más pegaditos.

Y, a partir de ahí, tratar de apretujarnos aún más; desafiando las leyes de la física, de la mesura y esos manuales de montaje conceptuales que dan los cabrones de IKEA. 
Porque si todo se derrumba; da lo mismo. Nos hundiremos sobre los restos de ésta cama como si fueran arenas movedizas.

Pero seguiremos pegaditos, que es lo único que yo quiero.

Y vale, ya sé que la ajetreada vida moderna y nuestra extraña tendencia a los desencuentros, al amor, a comernos por las noches y a complicarnos la existencia siempre lo acaban dificultando todo.

Pero en fin, seré sincera; no me importa demasiado.

Si es que a mí me da todo igual con tal de poder estar muy pegadita a ti, mi vida.

Y follarte, follarte hasta hacerte gritar. Follarte con mimo, saliva y sangre. Follarte con ternura, con sentimiento, con unas ganas locas de perderme en tu boca, en tu polla, en ti.
Follarte hasta que los límites del universo se expandan y la Tierra empiece a retraerse sobre sí misma.
Follarte hasta que, al fin, nos despeguemos con violencia y caigamos cada uno sobre nuestro respectivo lado del colchón, temblorosos y jadeantes. 

Así, sin más.

Me apetece estar pegadita a ti.


Créeme cuando te digo;
tú y yo
vamos a ser eternos. 







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My madness keeps me sane.