Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


jueves, 3 de marzo de 2022

Al rojo ganador.

 



Qué queréis que os diga: parece como si en nuestro interior hubiese algo —sabe Dios qué —decidido a que la historia continúe más allá de nuestros errores y decisiones. Algo que quizá nos preexista y siga aconteciendo más allá de nosotros y de nuestro paso por el mundo. Una música que no cesa, sin principio ni fin, atronadora y dulce a un tiempo. Los coches, los árboles, un vecino que te saluda por la mañana, la gente caminando en círculos, un laberinto infinito de calles. Quizá sea ésa la verdadera fuerza motriz de la vida: que no existe otra. 

Y que jamás dejará de suceder, indiferente, inapelable, poderosa.

Nos vaya bien o nos vaya mal. Y vale: jode un poco.

Pero también es un alivio. 

Supongo.









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My madness keeps me sane.