Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


lunes, 28 de octubre de 2013

Me has enseñado que el amor es otra cosa.

Me pierdo en ti.
Muchísimo. 

Atrapada. Entre la pared y tus labios, tus manos sobre las mías, tu cuerpo sobre mi cuerpo. Mi autocontrol que está ahí (que siempre está aunque no lo creas) pero joder, lo vas borrando cada vez que me rozas el cuello. Dulzura, amor, cariño. Y fíjate que eres tú el que pide responsabilidad.
'Quiero que seas responsable ésta noche'. Y yo asiento, claro. Y me dispongo a ello, pero te acercas por detrás. Y el roce de tus dedos sobre mi piel recorriéndome de arriba a abajo, claro, quién diablos va a luchar contra eso. Aquí estoy yo, abrazándome a tu piel como si te fueras a escapar, junto a tu respiración. Que me toques como si fuera de cristal, pero sabiendo que no voy a romperme. Delicadeza. Que me atrapa y desquita cada susurro que sale de mis labios. 

Atrapada, sin quererme ir. Como un vicio, como una droga. 'Te has metido en todos los rincones de mi cuerpo y de mi mente, maldita' Como una maldición de las buenas, como un secreto inconfesable, como una mirada que nos define y nos dicta que debemos seguir besándonos. Bésame. No dejes nunca de hacerlo. Como una perdición. Como una felicidad que te recorre una y otra vez cuando te acaricio. Y cuando te muerdo, y tú te quejas. Y te pido perdón, y no me perdonas nunca con palabras pero con la mirada me comes. Como mi medicina. A los días malos, a los buenos, a los nuestros, a la luna, ya sabes, ida y vuelta. 

Atrapada, pero libre de cadenas. Atrapada en ti. 
Pero tan sana, tan buena, tan transparente y tan de verdad.
Cuando ríes, todavía te deseo más.

Tú que has venido a ser mi salvación, quédate.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi foto
My madness keeps me sane.