Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Crecer, ese bonito malestar.


El día que llegué a Londres no paraba de llover. Enfrente de aquel edificio caían mil gotas sobre mí.
Y así sigue, qué casualidad. 9 meses. Podría decir que antes me parecía tan raro.... Y fíjate, cómo mi segunda casa.
Por Dios, qué odisea con la casa. Y cómo odio las mudanzas. Parecieron mil años durmiendo bajo aquel techo, y por suerte todo salió fatal.

Menos mal que he crecido. Joder, menos mal. Qué clase de tonterías tenía antes en la cabeza... Después de tres años y habiendo entrado en la primavera de los 22 puedo decir que -por fortuna- he aprendido tanto este tiempo que todo lo vivido me parece insignificante.

Sigo sin cuidarme demasiado y mi salud ha tocado a mi puerta varias veces... pero estoy segura de que aún no ha llegado mi hora. Mi anhelo de superación y autoexigencia siguen a la orden del día. A veces se me escapa disfrutar y me centro en avanzar sin siquiera cerciorarme de cosas verdaderamente importante.

Ya sabéis, aún he de cambiar eso.

22 añitos y parece que fue ayer cuando la vida se me trucó.
No sé muy bien qué sucedió primero, pero fue totalmente un intento fallido de convertirme en alguien que no era. Después llegó aquel año de tortura e insatisfacción.
Y no sé, en el fondo me gusta recordarlo porque siempre me hace más fuerte.

Antes no podía encasillarlo en ningún lado, me asfixiaba tenerlo en una laguna de recuerdos. Pero ya no, ya casi ni me roza. Y supongo que crecer tiene eso. Te vas dando cuenta de lo que de verdad importó y de todo el tiempo malgastado.

No me malinterpretéis, también sé que aprendí mucho. Aún inmersa en todo aquello que me devoró por dentro y después de haber sobrevivido a aquella batalla sé que pasó por algo.
Toda una lucha incesante, inagotable, inherente y voraz entre mi mente, mi cuerpo y mis deseos.
Y joder, qué dura aquella guerra.

Pero salí. Salí de todo eso y ahí está. La idea innegable y verídica de que todo pasa. Siempre me ha gustado afirmar que todo pasa y todo llega. No te preocupes, si aún no es tu momento, llegará.

Mi entrada a los veinte fue horrorosa. Un proceso claro de autodestrucción lento y doloroso. Y mientras tanto la vida seguía. Ahí, a escondidas, en mi espalda, en el reloj, cada día.... seguían las clases, los exámenes, los días de lluvia, las ganas de buscarte...

Me arrepiento de muy pocas cosas en la vida. Veo todo eso como algo lejano que ya se fue. Y no me cabe duda, siempre lo recordaré, así funciona todo. No se puede avanzar sin tocarse un poco las cicatrices de tiempos atrás. Pero todo parece ya tan distinto...

Ya sabéis, soy de esa especie rara de personas que se mueven por emociones fuertes y cosas que me hagan vibrar. Una movida bestial. 
Hace un mes fui a buscarte a otro país y creo que pudo ser el mejor invento de mi vida.
Y lo sé, puedo estar loca, chalada, demente, puedo ser ilógica, increíble, estúpida, inagotable... pero sé que -si me muriera mañana- habría hecho todo lo que he podido y más.

Y para mí eso es suficiente. 

He perdido grandes amistades por el camino. Grandes personas, momentos, he perdido mil palabras y me quedé con muchas verdades que decirte. Me han engañado, me han utilizado, me han hecho todo el daño del mundo, he sufrido a ratos...  

Pero aquí estoy. Viva. Aún. Sonriéndote.
Y si me muero mañana te mando un beso increíble y sobretodo un abrazo a cada uno de los que han hecho mi vida un poco más fácil cuando lo he necesitado.
Todo se resume a eso.
Estar en cualquier lugar haciendo cualquier cosa rodeada de gente que trate de darnos, de ayudarnos, de comprendernos. Sentir. Todo se resume a poder sentir fuerte y profundo, a encontrar algo que nos traspase el corazón, que nos acaricie el alma, que nos enseñe y aliente a seguir un día más.
También están los que quieren hundirnos, por supuesto. Pero esa gente...  que se pudran en el infierno, ya iré yo después.

Hoy hace nueve meses que llegué a éste país de locos y  -en el fondo- lo único que he hecho ha sido crecer y aprender. Sentimientos nuevos, ilusiones nuevas, viajes, música... también desengaños, también lágrimas, desconsuelo, dolor, echar mucho de menos todo y a todos...  y tú. Tú como esa luz en mi vida que brilla aún en la oscuridad, tú como una sonrisa cada noche y tú como la luna que nos guarda a los dos -dí lo que quieras, seguiré siendo igual de ñoña siempre-.

Desde que tú, toda esa mierda lo sigue siendo, pero estás tú y con eso es suficiente.


Escribo sin sentido porque se me agolpan todas las ideas y sólo trato de desquitarme un poco de mí. Qué cansada estoy de mi. Pero qué guapa soy, y cómo me quiero.
Una mejor, nueva y renovada versión de mí misma.
Lo digo bien alto; menos mal que he crecido.

Nada, sólo dejar constancia de que sigo buscándome entre el cosmos y que algún día me hallaré plena y segura en algún universo mágico, paralelo e irreal de tu mano.

Mientras tanto, me dedicaré a vivir.
¿Te vienes?









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi foto
My madness keeps me sane.