Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 17 de julio de 2021

Verba volant, scripta manent

Con frecuencia se habla del desamor desde la perspectiva de quien es abandonado. 

Pero el que se marcha también  se lleva su pedacito de porquería.

Elegir entre la persona que amas o tú es de lo más triste que te pasará jamás.

Al principio, quizá sientas un sincero alivio. 
Caminarás por la calle, sintiendo la brisa en la cara y pensarás: 'Por fin soy libre de todo aquello.'

Pero el desahogo inicial, para los que pensamos nuestros sentimientos, lentamente se revela engañoso y efímero. La ausencia de quien una vez quisiste pronto se llena de algo que no se sabe muy bien qué es.
Reproche, culpa, enfado, pésimos noticiarios, lloros, agua estancada, palabras rotas...

Ésta movida se va haciendo más y más gigantesca -tal es el tamano de la ausencia- hasta adueñarse de todo cuanto eres y de todo cuanto creias ser.

Y caminas por la calle, sintiendo el viento helado en la cara y al final acabas sentada en un banquito, mirando a un lado y a otro, mientras comprendes una de las lecciones más importantes de tu vida:

cuando ya crees que ha pasado todo, 
en realidad te queda absolutamente todo por hacer.


Dime algo bonito.
Nosotros.












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My madness keeps me sane.