Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


lunes, 10 de enero de 2011

Digamos alguna que otra verdad

Yo sé que eres listo. Inteligente. Ambas cosas. Únicamente te faltó un poquito de suerte en la vida, por eso pretendes hacerme ver que las cosas no siempre salen bien. Aunque tampoco es necesario mirar con negrura y predecir que serán malas, solamente necesitamos un poco de esfuerzo, paciencia y una quinta parte del optimismo que desbordas, aún en los peores momentos. Eres el primero que me enseñó a hablar y el único que me ha educado para saber cerrar la boca en los momentos correctos. Podría darte las gracias por muchas cosas, por enseñarme, por instruirme, por hacerme conocer miles y miles de cosas sencillas, simples y siempre contestar a mis preguntas, y, a veces, incluso decirme que no lo sabes. Nunca tendré a nadie como tú porque has dejado el listón muy alto. Gracias por darme la vida y enseñarme a vivirla. Sí papá, eres y siempre serás mi héroe, el más astuto del mundo y el mejor manitas de la historia entera del amplio universo.

“La plaza tiene una torre,

la torre tiene un balcón,

el balcón tiene una dama,

la dama una blanca flor.

Ha pasado un caballero

-¡quién sabe por qué pasó!-

y se ha llevado la plaza,

con su torre y su balcón,

con su balcón y su dama,

su dama y su blanca flor”.

3 comentarios:

  1. alaaaaa, ¡me ha encantado! simplemente es... no sé precioso. Dice un monton de cosas que son verdad, supongo, y la poesia la lo ha rematado.
    ¡Genial!

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My madness keeps me sane.