Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Los imposibles también existen

Bueno, hay días en los que quieres llorar y entonces resulta que únicamente te calma hacer eso. Y no hay más. No habrá más por hoy porque estás harta de voces, harta de problemas, harta de dolores estúpidos, harta de que te cueste levantarte y cansada enormemente de la misma historia que comienza a repetirse. Y a ti no te gusta que las cosas se repitan. De hecho, tú odias que las cosas se repitan porque los bucles jamás consiguen el progreso, ya sea mínimo o exuberante. Y ya no te quedan muchas esperanzas, porque parece que son inalcanzables. Y así porque así van apareciendo obstáculos frente a ti, y lo peor no es vencerlos, sino que vuelvan a aparecer los mismos. Y a ti te duelen todos los lamentos y todos sus desprecios. Y dejas de entenderlo cuando sólo puedes parar para respirar y continuar después lidiando con tus engorrosas lagrimas. Y sólo puedes pedir algo que no exista, algo que no te cargue los hombros y te arroje contra la realidad cada vez más fuerte. Es un duelo entre el destino y tú, y sabes, a ciencia cierta, que si eres capaz de aguantar este tirón, eres insuperable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi foto
My madness keeps me sane.