Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 18 de junio de 2011

Eso que tú sabes

Las estrellas no tienen novio.
Y parecía increíble como aquella noche sólo brillaba él. Él allí sin mirar a nadie y riendo mucho y con los demás. Con tantos demás que quizás dolía. Y mirándolo todas las horas que pudiste. Y aspirando esa melancolía que surgía cuando pensabas en que se iría. Gritándole al aire lo fascinante que era en cada una de las letras que brotaban de su mente. Y sin poder contenerte más le susurraste: Joder, que guapísimo estás.
Y entonces él dio las gracias y afirmó que tú también lo estabas. Sin más.
Y ahí, en ese instante es cuando a tus manos se agarran las ilusiones de esas noches que pasas, aún sin quererlo, anhelando que te mire.

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My madness keeps me sane.