Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


jueves, 2 de junio de 2011

Atrapando con las manos

Como se sabe, estamos marcados por un contexto histórico-cultural y filosófico, que quizá algún día alguien estudiará como nosotros estudiamos el de Platón o el de Descartes. Sin embargo, estando dentro de la burbuja las cosas no se perciben igual. Yo creía que nunca nadie me haría sentir así, y mucho menos tú. Así de esta manera que se muestra indefensa e impotente en el mismo instante. Nunca nos gusta ver a la gente llorar, y sin embargo, aún sin la presencia de lagrimas se puede contemplar a un rostro quebrado. Y lo único que tú puedes hacer es abrazarlo para que, por una milésima de segundo, olvide eso que le oprime el alma y de nuevo sonría sin ningún temor. Y ahí estás tú, sin parar de hablar y de pedir que sea felicidad lo que desborde su mirada cuando verdaderamente sabes que eso no va a pasar. Es algo triste. Algo que se queda ahí marcado en tu piel como un recuerdo frágil que debes sostener para que no se rompa en pedazos. Pocas veces había percibido la decepción de una manera tan amarga y tan dolorosa.

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My madness keeps me sane.