Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 17 de julio de 2010

Indagar

Me pasé la tarde leyendo. Leí tus escritos y los míos. Todos. Durante algunas horas. Y entendí cosas que no supe en su momento. Averigué ciertos puntos que me han dado la clave para terminar de aceptar mis errores y los tuyos. Porque pese a todo tengo miedo. Y temor. Pero es un miedo limpio, simplemente temor a que te escapes de mis manos. Y temor a palabras amargas. Temor a verte sufrir, y a olvidar tu sonrisa por algún que otro secreto estúpido. Porque pese a todo te amo. Y nada es más fuerte que lo que inunda mi corazón. Ni lo será. ¿Piensas que miento? No lo hago. Quizá estas palabras no sirvan de nada en el tiempo que vendrá, o quizá sí.
Releí cada frase, y supe descrifrar ese significado oculto detrás de cada letra. Y lo entendí. Y en un segundo miré al techo y asentí. Y me llamé idiota. Una vez, y otra. Y otra más. Porque realmente a las personas se les conoce por lo que callan, por lo que ocultan, por su pasado, por lo que esconden, por lo que niegan, y finalmente por lo que han enterrado. Atrás y para siempre. Y en ese resquicio de alivio apareces tú. E intentas comprender. Y entender y mirar las cosas afrontando algo opaco en lo que tú no existias.
Y llegados a este punto, concluyo que hoy, por fin y al cabo de mucho tiempo, lo entendí.
Te entendí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi foto
My madness keeps me sane.