Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


miércoles, 8 de septiembre de 2010

Butterflies?

Aquel día, esa pequeña mariposa se poso en mis manos otorgandome el honor de contemplar sus hermosos colores. Era muy bonita. Con tonos azules y unas suaves líneas negras que decoraban su contorno como si fuera una pintura sobre un lienzo. Y agitó sus alas adornando el paisaje con una dulce magia y un precioso brillo que se esfumo en algunos segundos. Allí. Sentí una sensación algo especial. Una sensación muy parecida al abrazo de un amigo, a la mirada de un niño o a las caricias de la persona amada. Una imagen cargada de belleza con una pincelada de libertad. Me inspiraba tranquilidad. Tranquilidad en esos colores y esa sencillez. Tan sencilla y maravillosa como unos ojos marrones en mitad de un beso. Ella se elevo en la inmensidad del cielo enlazandose con la brisa del viento, que movía las nubes en un cielo precioso, un cielo azul, tan azul que, en un momento, me pareció imposible esa visión oscura que se apoderaba de él por las noches. Y la miré hasta que desapareció en el universo. Y comprendí, de nuevo y sin dudarlo un instante, lo idiota que me volvía el amor.
Oh mariposa, ¿Qué sueñas cuando agitas tus alas?

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My madness keeps me sane.