Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


jueves, 2 de septiembre de 2010

No, lo siento

No. No tengo paciencia. Lo admito. Puedes llamarme incompresiva y fría, pero soy así. ¿No te gusta? Vete. Dime lo cruel que soy y lo mal que te hago sentir. Sí. Dime otra vez que nadie te escucha, que tengo que tragarme de nuevo todo lo que me dijiste un día. Que estás sola, pese a tenerme siempre aquí. Que no quieres volver a la rutina, porque todo va a ser como antes, aún después de demostrarte que eres una de esas personas que importan, por las que pondría mi mano al fuego y la dejaría arder. Dímelo. Sí. Venga. Otra vez. Como si hubieras dado la vuelta a un reloj pulsando el botón de retroceso. Pues no. Lo siento. Lo has conseguido. Estoy harta. No te ayudaré. No pasaré las horas mal pensando que inunda tu cabeza cuando ni siquiera quieres salir a la calle. Hazlo tú sola. Aprende de una vez. No eres el centro del mundo. Ni yo. Por eso estoy cansada, pero tranquila, no habrá cambios. No. Quizás soy un monstruo. Puede ser. Es probable. Egoista, insoportable, terca, distante e insensible... ¿Pero te digo algo?
Aunque no te lo creas. Duele.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi foto
My madness keeps me sane.