Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


viernes, 24 de septiembre de 2010

Días de dinosaurios

Y llegué hasta aquella puerta y con valentía la abrí. Sí. Me embriagaron los recuerdos. Aquellas tardes de verano quedaban muy lejos, cuando eramos muy pequeños. Allá quedaron bonitas noches jugando a escondernos y todos los miedos de los que huíamos. Miedo a los fantasmas, a los monstruos debajo de la cama y a que nos pillaran en el escondite. Siempre me quedarán aquellos recuerdos. Y esa casa era especial. Era nuestro rincón. Nuestro pequeño mundo. Era una entrada a la magia y a la ilusión. Sí. Pero siendo honesta nunca subimos. Era demasiado tenebroso y oscuro para unos críos. Porque lo eramos. Eramos unos críos que solo sabían jugar y jugar. Y pedir algo más de tiempo para acostarse tarde. Y dormir tranquilamente limpiando los sueños y reviviendo los cuentos que soñábamos. Y llegué hasta aquella puerta, y se me escapó una lagrima llena de melancolía, sin embargo, instantes después, sonreí.
Solo quería despedirme.
Hasta siempre.
~Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces~

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My madness keeps me sane.