Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


martes, 28 de septiembre de 2010

Sigamos aprendiendo

Y es ese glorioso instante en el que el mundo adquiere un color más claro
Desde allí observé como pronto empezaría de nuevo a rechistar. Y así fue. Me miró con cara ingenua y se quejó otra vez. Yo fui hasta ella y me senté intentando hacerle comprender.
-Cariño ¿Puedes esperar un momento por favor? -dije sentándola en esa pequeña silla de madera que había al lado de la puerta-
-Mamá, estoy cansada de estar aquí. Me dijiste que me comprarías la muñeca de aquella tienda y pronto van a cerrar. Debes darte prisa y dejar de hacer tonterías.
Yo sonreí imaginando su dulce inocencia y su visión del mundo.
-¿Qué es una tontería? -pregunté-
-Pues eso. Lo que haces. Llevas toda la tarde dándole de comer a ese hombre. Todo el mundo lo hace aquí, pero a ti ese señor no te a dado nada.
Yo la detuve aún sabiendo que no lo entendería.
-Nadie le ha dado nada -intente poner el mayor énfasis en mis palabras-
La pequeña me miró perpleja y observó a lo lejos a aquel vagabundo cubierto de ropas sucias y tan delgado debido a su enfermedad.
-¿Él no tiene papá ni mamá como yo?
-No -susurré- Él está solo. Tampoco tiene casa ni va al colegio todos los días.
-¿Y por eso le ayudas?
Yo reflexioné unos segundos antes de contestar.
-A veces, pequeña, no todo tiene una explicación. Sólo haz lo que te haga sentir bien.
Ella se levantó, me dio la mano y emprendió el camino hasta él.
-Yo me llamo Clara -dijo sonriente- ¿Quieres jugar conmigo?
Él me miró, yo sonreí e instantes después la abrazo con intensidad.
Te dicen que un árbol es sólo una combinación de elementos químicos.
Prefiero creer que Dios lo creó, y que es habitado por una ninfa

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My madness keeps me sane.