Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


miércoles, 11 de agosto de 2010

No crezcas nunca pequeño

Aquella noche me quedé mirando las relucientes estrellas mientras sentía la cálidez de su hombro. Apenas se veía la oscuridad ya que el resplandor de esos puntitos destartalados alumbraba toda la inmensidad. Una sensación de tranquilidad recorrió mi cuerpo. E instantes después me sorprendieron sus palabras. Me asombro su forma de intentar no despertarme, pues creía que me había dormido. Que dormía a su lado. Y que él cumplía la función de almohada. Suena metaforico pensar las cosas del modo que él las ve. Me toco el pelo y me susurró que si estaba bien. Y su inocencia me infundió ganas de abrazarlo como a un osito de peluche, para poder retenerlo por siempre. Para capturar su niñez y ocultarla del tiempo. Cuando lo miro me obligo a recordar que sólo por esas cosas cada día es tan especial. Porque es pequeño. Y frágil, pero a la vez es capaz de derribarme con algunas lagrimas. Porque es inmensamente feliz y su sonrisa destella una pureza de alma que ciertamente envidio. Porque me hace comprender que quizá hubo día en el que alguien tambien me vió así, y sintió lo mismo. Porque aquella noche, mirando las estrellas tras el cristal del coche, apoyada en su piel, luchando contra mi ego, esa parte egoísta que fluye dentro de mí, lo miré y acaricié su suave mejilla. Porque en ese momento, pude percibir que de nuevo, después de algún tiempo sin prestar mucha atención a cada valioso momento, ese niño de siete años era un trocito de vida para mí.
''E imaginar mágicamente y desear que permanezcas así, querido, curioso y feliz''

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My madness keeps me sane.