Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 7 de agosto de 2010

Those small details

-¡Llevo todo el día comiendo galletitas de limón! -exclamó a gritos en medio de la calle-
Yo la sujeté por el brazo e intenté que bajara el tono.
-¡Baja el volumen! A la gente no le interesan ni tú ni tus galletitas de limón...
Ella bajo la mirada hasta el suelo y temí haberla herido tan fácilmente pero de repente dio un veloz salto en el aire y se puso a correr como loca por la calle.
-¡Quiero galletas de limón! -volvió a estallar- ¿Me ois? A tí -señalo a una anciana que cruzaba la calle- ¿A tí te gustan las galletas de limón? -preguntó inocentemente-
La mujer se quedó pasmada mirandola sin saber como reaccionar, por suerte avanzé rápidamente hacia ella y le quité el peso de tener que contestar a esa estúpida pregunta en mitad de la avenida.
-¡Sueltame! -dijo intentando zafarse de mi brazo- ¡Solo quiero galletitas de limón!
Yo suspiré ensimismada en el entusiasmo que le infundía a esas simples palabras. Como si de un tesoro de diamantes o miles de euros se tratara.
-No hay más galletas -dije tranquilamente- ya te has comido el paquete entero de galletas de limón, que son por lo menos... -dije pensando- por lo menos por lo menos...
-¡20 galletitas de limón! -saltó con una sonrisa enorme en el rostro-
Yo intenté no reirme pero no pude evitar una sonrisa de picardía en mi rostro. Era tan ilusa y tan pequeña. Era mi niña. Con apenas cinco años se había convertido en el centro de mi universo. Por quien vivía, por quien lloraba, por lo que me levantaba cada mañana y por lo que lanzaba la última mirada por las noches. Mi niña. Esa hermosa criatura que llenaba de color mis días y de esperanza mis noches. La miré con cariño y asentí finalmente.
-Está bien -susurré- Te compraré más galletas de limón
Una enorme agitación en sus brazos hizo que tuviera que retirarme un poco mientras ella daba vueltas y más vueltas mientras reía ávidamente.
-¡Sí! -gritó ensimismada- Mamá, mamá ¿Te digo algo?
-Dime pequeña -sonreí poniéndome en cuclillas-
-Creo que ahora prefiero galletas de naranja
Yo reí estrepitosamente con toda la dulzura que inundaba mi corazón en ese instante.
-¿Quieres que vayamos a comprar más galletas? -únicamente pregunté-
Ella negó con la cabeza, cogió una tiza del suelo y escribió con precisión un ''Quiero galletas de mama''
Yo suspiré, me levanté, la cogí en mis brazos y la apreté contra mi pecho hasta que empezó a quejarse.
-¡Mamá me estrujas! ¡Necesito respirar!
Con cuidado la solté en el suelo y le dí la mano.
-Vamos a hacer galletas -dije con ilusión-
Ahora hasta yo misma estaba envuelta en ese bienestar que la pequeña irradiaba. Un bienestar de locura y tranquilidad.
-¡Galletitas de naranja! -gritó con todas sus fuerzas haciendo que algunas personas la observaran y la comenzaran a murmurar-
-Pues entonces te las tendrás que comer tu todas -dije sonriendo-
Ella paro en seco y me miró.
-¡Es verdad! No me acordaba que no te gusta el sabor de la naranja... -dijo con cara y expresión pensativa- ¡Entonces las haremos de limón! ¡Sí! ¡Muchas! ¡Y tambien le llevaremos a la abuelita! ¡Y a la tita! ¡Y al vecino! Sin olvidar al primo que me dio un día...
Yo me quedé mirandola, sintiendo una fragancia que consiguió perfurmar tanto mi corazón como mi alma, era algo extraño, fragancia a inocencia y a su mirada llena de encanto. Un encanto único. Que sólo ella podía transmitirme con esas pequeñas cosas.
''Si te atreves a enseñar, no dejes de aprender''

1 comentario:

  1. Me encantan tus galletitas de limón, son tan especiales... te hacen sentir la esencia de los niños... de la niña que llevas dentro

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My madness keeps me sane.