Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


domingo, 31 de octubre de 2010

De nuevo llueve. Aquí fuera hace frío. Pero allá dentro me asfixio. Quizá solo necesite un poco de aire, y en realidad no se está tan mal. Aunque mis manos tiemblen esta sensación y ese olor a humedad me calma. Y a mi lado puedo percibir el humo de la chimenea de mis vecinos, que hace brotar en mí algún recuerdo de un tiempo lejano. Las gotas caen. Una sobre otra. Estampándose frente a mi, con más intensidad a cada segundo y componiendo una melodía que acompaña estas letras.
Por otro lado, una gran nube gris se está moviendo sobre la ciudad. Lo hace decididamente rápido y me gustaría que miraras el cielo en este instante, porque es algo peculiar. El viento también quiere jugar hoy, mece los arboles y congela los temores.
Este lugar aprisiona mis miedos. Aunque sea pequeño siempre lo ha hecho, ya que es de estos lugares que te transmiten paz.
Desde aquí puedo contemplar las casas con detenimiento, y me quedo presa del aroma de la ciudad, cubierta de una basta capa de niebla.
El universo se ve gris. Y aunque me guste el color... hoy a invadido también mi cabeza y mis ganas de continuar.
Francamente, querría parar el tiempo y quedarme aquí.

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My madness keeps me sane.