Salvarle a alguien la vida para destrozársela tú.


sábado, 26 de junio de 2010

Memories

A veces me cuesta mucho. Y finalmente peco de desordenada y hago lo más simple. Aun así sonrió cuando me doy cuenta de que estoy recogiendo mi vida. Sí. Esa llena de instantes que se acumula día a día. El otro día abrí sin querer mi corazón y se derramaron los recuerdos. Tantos... tantos... tantísimos recuerdos. Llenos de risas, de magia, de engaño, de lagrimas, de palabras, de miradas... no es posible expresarlo. Tanta vida en mis recuerdos. Tantos ''eres especial'' y cientos de ''Habló quien pudo''
Y música, y letras, y miles de millones de imagenes en el mismo segundo. Y sonrisas que iluminan vidas. Y no supe hacerlo. Me costó demasiado.

Soy bastante torpe, en realidad el problema no fue recogerlos, sino ordenarlos. No hacía limpieza desde hace mucho, y claro, se habían ido instalando uno detrás de otro, sin más orden que ese. En el tiempo. Cronológicamente. Sin embargo, ahora que estaban en el suelo, no sabía cual guardar primero, eran tantos momentos mágicos... Era imposible. Incluso ahora es imposible. No pude ordenarlos ¿Cómo clasificar decenas de cachitos de mi vida según la importancia?
No. Ni pude ni puedo.
Al cabo de un buen rato cerré los ojos y los cogí todos de golpe. Los apretuje dentro de mi corazón y lo cerré con cuidado para no pillar ninguno. En ese instante sentí la vida. De nuevo. Fluyendo en mi interior. Me sentí feliz una vez más. La pega es que en mi cabeza seguía resonando un ''Y no supiste hacerlo''

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My madness keeps me sane.